HISTORY [Meanie]

Capítulo I : "¡Bienvenidos!"

Capítulo I

Cuando el sol le dió en la cara de lleno al bajarse de ese metálico y reluciente avión, el aire cálido golpeó su rostro envolviéndole en una gran dicha. Tomó el bolso color arena que lo acompañaba y bajó por las escalinatas junto a su equipo, veía a muchas personas con túnicas blancas correr por la pista con ninguna muestra de miedo, cargaban el avión con combustible a chorros, pasaban peligrosamente cerca de las turbinas que aún no se apagaban del todo y quien parecía ser el encargado de migraciones, desprendía un olor a ron asfixiante.

- ¿Nombre? -preguntó remarcando su acento.

-Jeon Wonwoo. -respondió subiéndose las gafas de marco redondo y dorado.

-Ha, ¿eres americano? -Wonwoo negó con inocencia. - ¿Canadiense? ¿Europeo?

-Creo, disculpe. Que en mis papeles dice perfectamente que soy coreano.

El hombre lo miró de arriba abajo, como examinando sus palabras, mostrando los pocos dientes que le quedaban al abrir un poco su boca. Wonwoo se tensó lo que menos quería que pasara era hacer enojar a un alcohólico de migraciones por corregirlo acerca de su nacionalidad. Solo quería sus papeles e ir a empezar lo que por años quiso que sucediera en su vida.

- ¡Jeon! ¿Qué sucede?

Un hombre vestido como Indiana Jones venía a pasos apresurados hasta su ventanilla. Él era el líder de toda aquella comitiva, a quien el Museo Nacional había depositado toda su confianza en millones para hacer aquel viaje. Era americano, en su rostro solo se encontraban unos ojos azules y una cicatriz en su ceja que le daba un aire indomable. Para Wonwoo, aquel tipo era quien tenía mil y un historias para contar sobre su viaje, peleas con cocodrilos, escapes asombrosos, el mundo a sus pies, pero solo se había limitado a contratarlo y gastarle bromas cada vez que podía. El hombre gordo de migraciones solo se quedó allí como analizándolos a los dos.

-Bueno, este... Sr. Akins; solo le explicaba a este amable... -pensó dos veces el adjetivo que iba a usar. -caballero. Sí. Solo le explicaba a este caballero de donde venía.

-Los coreanos no hacen ron. -el hombre dijo sin vergüenza, colocando un sello rojo en los papeles de Wonwoo con fuerza y entregándoselos. -Akins, me debes una caja entera.

-Ottah, traigo dos cajas en ese avión y si quieres ganarte una, deberás decirle a tus muchachos que cuiden las demás.

Wonwoo miró a Akins con confusión y asombro, mientras recibía sus papeles y los guardaba nerviosamente en el bolso cruzado que llevaba consigo. El hombre regordete rió mostrando aquellos podridos dientes y asintió varias veces. Akins le guiño un ojo y salió de allí con Wonwoo a pasos cercanos, todos los demás se giraron para seguir su camino hasta aquellos viejos automóviles que los esperaban para llevarlos hasta su siguiente parada.

- ¿Traemos.... alcohol? -su curiosidad siempre ganaba. Wonwoo tomó el asiento al lado de Akins y este solo se subió del lado del conductor sonriendo como un demente.

-Eres tan gracioso Jeon. -rió como un maniaco y pisó el acelerador hasta el tope, logrando que Wonwoo se abrazara a sus pocas pertenencias.

[▲]

- ¡Bienvenidos a Egipto!

Wonwoo sonrió al ver como las puertas de ese gran hotel estilo oasis y con motivos históricos los recibía. Mujeres con trajes típicos de la zona servían en bandejas de plata la comida, las mesas redondas con parejas, turistas y gente que daba miedo de solo verla, se mezclaba en aquel lugar. Wonwoo estaba embobado por la belleza del lugar y no tardó mucho tiempo en sorprenderse por la habitación blanca e iluminada que tenía frente a él. Los muebles eran antiguos pero bien cuidados, la cama era enorme y con sábanas de lino, lámparas de combustible decoraban la estancia y sobre la cama colgaba la reconocida tela mosquitera blanca. Caminó hasta la puerta doble que había hacia la izquierda y se encontró con un baño elegante e iluminado. Posó la mano sobre la tina con tubos dorados a la vista y decidió que la idea de un baño sería buena.
El sonido de la puerta lo desconcertó pero a la vez le alivió, si fuera Akins, hubiese pasado a su instancia descaradamente.