Día cero

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Mamá todo el día se la pasó hablando por el celular, apenas si pudimos comer tranquilas porque no dejaba de mirar los mensajes que le llegaban cada segundo.

-¿Y? ¿Me vas a decir de qué se trata? -le pregunté cuando llegamos al camerino, ya había terminado de grabar mis escenas y quise salir a saludar a las fans que nos esperaban a fuera, pero no me dejó, según teníamos asuntos que arreglar.

Me enojé con ella, sí, porque el staff decía que las fans habían llegado a los estudios desde muy temprano y la única manera de recompensar todo lo que esas personitas hacían por mi, era congelar el momento de nuestro encuentro en un recuerdo que les haría sonreír cada vez que miraran esa fotografía. Pero no, mamá no me dejó y me arrastró a la fuerza para que caminara al camerino. ¿en serio? ¿qué le costaba esperar un poco? ¿se debía a esas llamadas y mensajes que tuvo que atender todo el bendito día?

-Una marca está utilizando tu nombre sin nuestro consentimiento, además obtiene ingresos de millones de dolares -se dejó caer en el sofá más próximo y se masajeó la sien- el problema es que se trata de tu nombre, tu imagen, no la de "Soy Luna" y lamentablemente Disney no nos puede respaldar, esto es sólo asunto de tu management

La verdad nunca ponía atención sobre el manejo de mis contratos, agencia e ingresos, eso me era aburrido, para eso estaban los managers y mamá, yo no lo tomaba muy en cuenta. Mi sueño era actuar y lo estaba haciendo, mas no ganar los millones y tener la fortuna más grande del universo, pero tenía qué poner cara de que todo eso era sumamente preocupante o si no mamá se enfadaría conmigo, diciéndome que era una chica inmadura y blah blah blah, pero vamos, que apenas tenía diecisiete, no entiendo mucho de finanzas y esos líos.

-Tengo que viajar a México, podría dejar todo en manos de los abogados pero a estas alturas no puedo confiar en nadie de la agencia ¿Qué tal si ellos armaron negocio a nuestras espaldas? No señor, tengo que ir yo misma a saber todo con lujo de detalle.

-Pero mamá, ¿Y yo qué?

-Soy tu representante legal, no hace falta que tú vengas. Ahora mismo no puedes dejar las grabaciones, ya escuchaste a los directores, deben terminar las secuencias para lanzar la segunda temporada.

-¿Significa que me voy a quedar sola? -sonreí sin querer y de inmediato disimulé la pequeña emoción de por fin librarme de ella. La quería mucho, la quiero mucho, es mi mamá, pero a veces no me dejaba respirar ni un poquito y eso me estaba afectando bastante.

-No -dijo tajante- buscaré a alguien que se haga cargo de ti. Que te pueda traer a los estudios, que se encargue de que comas lo que te recomendó tu nutriólogo al pie de la letra, que esté contigo en las grabaciones por si algo necesitas y...

-Oye, oye... Espérate, puedo conmigo misma. Puedo ir y venir en la camioneta donde viajan todos los chicos del elenco. -sugerí.

-No, Karol, tú debes ir aparte.

-¿Por qué? -alcé la voz.

-Porque lo digo yo. Ellos son muchachos que no tienen nada que ver contigo. Te tienen envidia por ser la protagonista, ellos a tu edad no tenían tanta repercusión como tú ahora.

-Siempre aseguras las cosas, afirmas todo... Ellos no me tienen envidia, simplemente no somos cercanos porque tú no me dejas conocerlos ni un poquito fuera del trabajo. No hablan mucho conmigo porque siempre te me pegas como chicle y no sabes cuántos malos entendidos he pasado por tu culpa, con mis compañeros y los fans que se dan cuenta muy bien de que siempre falto yo en sus reuniones, porque tú nunca me dejas ir. -le espeté enojada.

-¿Y cómo quieres que te deje ir? ¡Son más grandes que tú y ya tienen vicios! Yo quiero que mi hija se mantenga sana, lejos de personas tóxicas. Ahora, buscaré a alguien que se haga cargo de ti, eres una...

-No soy una niña -le grité.

-Karol, bájale.

-¡Es que me haces sentir una inútil! Ya estoy harta de tu sobreprotección.

-Y gracias a ello estás donde estás.

-¿Qué rayos dices? -lancé una carcajada- ha sido por mi esfuerzo y talento.

-¡YA, BASTA! Basta de tus rabietas de adolescente. Un día me vas a agradecer todo lo que he hecho por ti.

-¡Si quieres que pare mínimo dejame escoger a la persona con la que me quedaré!

-Está bien -se cruzó de brazos y me miró con la frente arrugada.

-Puede ser mi am...

-Ninguna de tus amiguitas. Sus padres tienen otros labores y no podrían acompañarte en las grabaciones o sesiones de fotos.

-¡Ashh! Mira ¿Por qué no mejor me quedo aquí en el camerino? Pasamos casi todo el día en este lugar, prácticamente vivimos aquí... Será lo mismo. Hasta hay cafetería, restaurante y todo eso.

-No. Un adulto te tiene que supervisar.

-Si las chicas del elenco fueran mis intimas amigas podría quedarme con una de ellas.

-¿Cómo crees?

-Pues si no te gusta entonces quédate, deja que los abogados o esos tipos arreglen todo.

-Son perdidas millonarias, ¡Millonarias! Yo debo estar presente.

-Y yo puedo cuidarme sola ¡Sola!

La puerta se abrió de repente y me asusté. Apareció Ruggero y al ver la tensión que había entre mamá y yo, nos dedicó una mirada apenada.

-Lo siento si interrumpí, pero nos quieren en el set, van a hacer pruebas de iluminación para utilizar una pantalla verde -me dijo y cerró la puerta después de salir.

Sin decir nada me dirigí al ser de efectos especiales, ahí estaba Ruggero hablando con los técnicos de iluminación. Agradecí que mamá no haya ido tras de mi como en todas ocasiones.

-Hey, Karol ¿Todo bien? -me preguntó cuando llegué a su lado.

Él era la única persona que realmente le preocupaba mi estado de ánimo. Cualquiera que me veía me saludaba, cruzábamos palabras, algunos chistes y bromas, pero a lo que se referían los temas personales, siempre estaba Ruggero pendiente de mi y yo de él, ambos odiábamos vernos de mal humor, creíamos que afectaba nuestra química frente a las cámaras y queríamos interpretar lo mejor posible a nuestros personajes sin tener algo en la mente y corazón que nos estuviera distrayendo. Y a mi me encantaba contarle todo lo que me pasaba pues él siempre me escuchaba de principio a fin y trataba de darme consejos o soluciones, siempre le platicaba de lo que sentía, bueno, excepto algunas cosas que tenían que ver con él precisamente.

Terminé de relatarle mi platica nada amena con mamá en lo que arreglaban las pantallas verdes.

-Vaya, eso quiere decir que te has vuelto un boom como Karol Sevilla... Algo que le cuesta a otros actores, ser reconocidos por ellos mismos y no por su personaje. Ese es un buen motivo para que no estés así de triste -me dio un corto abrazo y revolvió mi cabello.

-A veces me pregunto por qué no soy mayor de edad, ya me cansé de siempre estar bajo las leyes de mamá -me mordi el labio. Tenía ganas de llorar, pero no lo iba a permitir.

-Ve el lado positivo, no tienes muchas responsabilidades. Sólo tienes que hacer lo que dictan los guiones y tu madre se encarga de los contratos. En cambio yo... Debo hacerme cargo de ambos, porque soy mayor de edad. Así que disfruta de la ayuda de tu mamá porque cuando seas mayor tendrás más estrés y deberes.

-No me refiero al trabajo... A mi vida social. Piensa que soy una niñita boba que no puede cuidarse sola.

-Es que aún te ve como su bebé y no la culpo... Tan chiquita la pequeña Karol -apretó mi mejilla- todo va a salir bien, no te preocupes. Te voy a ayudar en lo que pueda.

-Gracias Ruggerito -rodeó mi cuello con sus brazos y enterró la nariz en mi cabello.

Pude sentir su respiración pausada que logró eliminar mi enojo con mamá. Él era un gran amigo... Sí, sólo eso, un amigo que siempre lograba alborotar las mariposas que mantenía enjauladas en mi estómago y que cada día las tenía que amenazar porque no debían comportarse así cada vez que Ruggero estaba cerca de mi, porque en lugar de tener una sensación agradable, sentía pequeños cortes con cada aleteo que lastimaban cuando la realidad me sintonizaba y me recordaba que entre Ruggero y yo no podía existir un "siempre"... Sólo un "nunca".



La pequeña KarolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora