Yo la cuidaré

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Al siguiente día no me dio tiempo de charlar con mamá sobre su viaje a México y la persona con la que me quedaría. Grabamos unas coreografías muy complejas de patín y teníamos que hacerlo a la perfección porque no contábamos con mucho juego de tomas, el director quería plasmar que Luna y Matteo habían tenido un notable avance y definitivamente eran los reyes de la pista. Mamá se la pasó de nuevo haciendo llamadas por el celular y se le veía muy estresada. Comenzaba a darme cuenta de la magnitud del problema de la marca que usaba mi nombre e imagen ilegalmente y me sentí un poco culpable, mamá ya tenía bastantes problemas por cuidar de los frutos de mi trabajo y no era muy justo que yo saliera con mis disgustos por no dejarme ser libre, algo que anhelaba mucho pero tenía que ser paciente para obtener.

-¿Y? ¿Ya te encontraron niñera? -me preguntó Ruggero mientras nos tomábamos un descanso frente a los ventiladores. Habíamos sudado demasiado y teníamos que volver a repetir el inicio de la coreografía.

-No lo sé, no me ha dicho nada -volteé a ver a mamá que todo el tiempo estuvo presente en la grabación pero se mantuvo apartada en un rincón con el celular en la mano.

-¿Y por qué no viene tu hermano unos días para cuidarte? -bebió de su botella de agua.

-De hecho él se está haciendo cargo de la demanda en lo que llega mamá a México, además su trabajo no se lo permitiría. Estoy suponiendo que quizá la señorita regañona está hablando con la gente de Disney para que yo pueda viajar con ella y atrasar las grabaciones -le conté.

-¿Quiere decir que si te vas, habrá vacaciones para mi? Porque la mayoría de las escenas las tengo contigo. Más te vale que te vayas, Karol, anda -palmeó tres veces.

-Pues sí, fíjate que me gustaría irme porque ya no te soporto -bromeé y le pasé un brazo por el cuello- todo el santo día andas hable y hable, cantando a cada rato ¡Hasta sueño contigo!

-Ay que linda, estás enamorada de mi, lo sabía -rio estruendosamente.

-No, gracias, no -lo hice a un lado y puse una mueca de desagrado. Rogaba al cielo que Ruggero no escuchara todo ese aleteo de mariposas que se generó en mi interior y que no me pusiera toda roja- yo no estoy enamorada de ti, tu formas parte de mis pesadillas. No te hagas ilusiones.

Esa última frase la dije para mí, porque  sin querer me estaba ilusionando con un chavo que siempre me veía de una forma penetrante, que me sonreía a escondidas de todo mundo, que bromeaba conmigo, que me escuchaba atentamente mientras que su novia se quejaba que siempre se ponía en modo avión ¡Me ilusioné con alguien que tenía novia! Y encima era mayor que yo.

Maldición, sí... lo admito ¡SÍ, ME ILUSIONÉ! y él era el culpable porque quería tener buena relación conmigo ya que íbamos a compartir mucho tiempo juntos en las grabaciones y era mejor llevarnos bien desde el principio. Se empeñó en siempre mostrarse transparente conmigo, tal y como era y me fascinó su personalidad... Y en los días que no nos veíamos porque teníamos descanso, le extrañaba, comencé a echar de menos su presencia, luego su buena vibra... después su voz llamándome Karol, y Luna cuando se le olvidaba regresar a la realidad... Posteriormente extrañé los abrazos que me regalaba cada cuando se le antojaba hacerlo y por último, sus ojos, esos que lograban desarmarme y me sentía tan tonta y extraña cuando sólo estábamos nosotros dos.

-Algo me dices que mientes -me analizó con la mirada. Amaba que lo hiciera pero a veces lo odiaba porque siempre terminaba sabiendo la verdad, parecía que sólo él podía leer mis pensamientos y descifrar cada latido de mi corazón- estás enamorada de mi -canturreó.

-¿Y por qué estás muy seguro? -le pregunté.

-Porque soy Ruggero Pasquarelli, todas las chicas están enamoradas de mi

La pequeña KarolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora