Fue el canto del viento, que arrastró las palabras hasta los limites de sus labios,
fue un pestañear que le preparó para soltar su fuerza y dejar entrar a la galantería,
fue la caricia de sus dedos sobre mis pómulos,
o, ¿qué fue?
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Supongo que no lo leeras.
KurzgeschichtenTres lágrimas y unas pocas gotas de sangre. Un quejido más y, tal vez, algo de ti también.
II ¿Qué?
Fue el canto del viento, que arrastró las palabras hasta los limites de sus labios,
fue un pestañear que le preparó para soltar su fuerza y dejar entrar a la galantería,
fue la caricia de sus dedos sobre mis pómulos,
o, ¿qué fue?