A veces, al pensar, me acuerdo de que te quiero.
Recuerdo tus labios y, sobretodo, acaricio la memoria de tus manos, esas dulzonas manos que acariciaban hasta el último centimetro de mi.Supongo que aún no pierdo la esperanza de que me quieras, de que recuerdes mis pantalones y la suavidad que tanto decías adorar en ellos.
Sinceramente, espero no perderte en el proceso; aunque no lamentaría la perdida de una parte de mi por ti; porque sabría que esta estaría contigo.
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Supongo que no lo leeras.
Short StoryTres lágrimas y unas pocas gotas de sangre. Un quejido más y, tal vez, algo de ti también.