Espera. Pausemos por un segundo las hogueras y encendamos unas cuantas gotas de pausa.
Dejemos hablar a los vientos de las montañas y que nos lleven a volar entre los mentolados prados de allá arriba.
Vamos a escuchar al cielo dorado y dejémonos arrastrar por las corrientes del oceano, que seguro nos llevarán a algún lugar inesperado tarde o temprano.
Espera. Cierra los ojos y siente la vida, sus gritos y sus retos, sus sueños y sus llantos, sus pérdidas y sus encuentros, o si quieres tan solo sienteme a mi.
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Supongo que no lo leeras.
KurzgeschichtenTres lágrimas y unas pocas gotas de sangre. Un quejido más y, tal vez, algo de ti también.