XXVI Agotada sequía

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Se me han acabado las palabras y, por tanto, los suspiros. Se me ha relajado el alma y tan solo he renunciado a sentirme a mi misma. Tus manos, que rozan todo mi cuerpo, son rechazadas como mera idea en mi cabeza, solo cabe ya en esa amplia existencia la nada, solo cabe la sequedad y el olvido del dolor.

Supongo que no lo leeras.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora