Pensar en que algún día tus labios prensarán mi piel hace al mejor licor emerger de mis entrañas.
Son tus besos que me arrastran a la perdición de tus manos ante el escandalo de tus susurros en mis dedos.
Por ello ahora te temo, no ilógicamente. Temo tus sonrisas y mis sueños, tus brazos y mis manos, tu cara sosegada y mis ojos expectantes de algo más de ti.
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Supongo que no lo leeras.
Short StoryTres lágrimas y unas pocas gotas de sangre. Un quejido más y, tal vez, algo de ti también.