Capítulo 69

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Mis dedos tamborilean la caliente y humeante taza de café descafeinado que pedí para desayunar, pensando que esto sólo va a ponerse peor y no me refiero al clima, que no ha hecho otra cosa más que poner de mal humor a los turistas que tenían planeado pasar el día haciendo actividades al aire libre. Cuando desperté, la luz del sol se filtraba por la ventana, pero en cuestión de una hora, el cielo se llenó de nubes densas de color gris oscuro.

Lo presiento muy dentro de mí del mismo modo en que puedo asegurar que lloverá en unos minutos con tan sólo mirar esas nubes. Es un hecho que la medicación ya no surte efecto; esas pastillas ya no la mantienen callada. Cuando lo está, es porque ella así lo decide. También es un hecho que cada vez me cuesta más tener control sobre mis emociones y pensamientos. Cada día que pasa me siento más como si fuera un peón siendo movido por alguien más y nunca por cuenta propia.

Cierro la mano en un puño suelto y la piel lastimada de mis nudillos se tensa, haciendo que los cortes ardan un poco. Anoche sentí la urgencia de lacerar mi piel, como solía hacerlo, una distracción. Y terminé haciéndolo, no del modo en que lo imaginaba. Lo de anoche me hace cuestionarme qué tan peligrosa puedo llegar a ser para los demás o incluso para mí misma. Me preocupa mucho y me asusta en la misma proporción no saber qué puedo llegar a hacer la próxima vez. Anoche fui grosera con los demás, sin embargo, en cierto modo, me alegra que mi reacción sólo haya llegado hasta ahí y que lo más grave no haya involucrado a otra persona más que yo. Gracias a Henry no terminé atropellada por un auto y más tarde, gracias a Yoongi... no sé lo que habría hecho si él no hubiese estado ahí, como cada vez.

Al recordar los trozos de espejo desperdigados en el baño, un escalofrío recorre mi columna vertebral de principio a final y mis cicatrices arden una vez más. Ésa que me envió al hospital meses antes de que mi madre muriera, me duele como nunca antes; casi tanto como en el momento en que me la hice. Puedo sentir la sangre tibia emanando del corte, avanzando lentamente de mi muñeca hacia la palma de mi mano y la falta de sensibilidad en ella a medida que pasan los minutos, como aquella vez.

Cuando esas sensaciones se acrecientan a tal punto que siento que escapan a mi control, empujo la silla hacia atrás y me levanto.

—Voy al baño —miro a Yoongi, que puso sus ojos en mí apenas me levanté. Esos ojos que no han dejado de reflejar aflicción y preocupación desde anoche.

—Te acompaño —se ofrece Claire, sonriendo.

—No —suelto casi al instante, provocando que su sonrisa perfecta se borre—. Está bien, ya regreso —agrego con un tono más suave. Necesito estar a solas aunque sea unos minutos.

Me faltan sólo un par de pasos para llegar a la puerta de madera del baño de mujeres cuando Yoongi me detiene. Me agarra con delicadeza del brazo y me hace girar hacia él. No hace falta que diga lo que está pensando. Su mirada es tan fácil de leer como un libro abierto.

—¿Vas a entrar conmigo al baño de mujeres? Los demás van a pensar mal —bromeo con la vaga esperanza de ver alguna chispa de vida en esos ojos castaños, pero fracaso rotundamente.

Sus dedos reptan desde mi brazo hasta el borde la manga del jersey que llevo puesto.

—Hazel... —su voz es apagada, un suspiro cansado.

—No te preocupes, no...

'No me cortaré', termino la frase en mi mente y siento que la presión en mi muñeca aumenta.

—Sólo iré al baño —digo.

Está vacilando. Me pregunto si él puede leer mi mente a través de mis ojos como yo puedo leer la suya. Al cabo de unos segundos, aleja su mirada y eleva mi mano a la altura de su rostro. En cuanto aparta la manga del jersey unos centímetros por encima de mi muñeca, tenso el brazo, haciendo que mis venas y tendones junto con las cicatrices se acentúen. No hay nadie tan cerca de nosotros que pudiese verlas; hay una empleada a un par de metros en el mostrador, sin embargo, está ocupada atendiendo a los clientes.

|| Damaged || Suga ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora