Capítulo 64

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Me urge la necesidad de saber sobre el paradero de Yoongi. Si pudiese ver el interior de mi cabeza, ésta sería un magnífico desorden de piezas de rompecabezas arrojadas de su caja a la mesa, esperando a ser armadas. Ninguna parece encajar, las mire por donde las mire. Pero lo que sí tengo claro es que necesito saber cómo está Yoongi. Necesito saber que está bien y que no le ocurrió ningún accidente ni nada similar.

"Las malas noticias son las primeras en llegar" dicen. Hace más de dos horas que Yoongi se esfumó, seguido por Ann. Espero que esté con ella y Louis en la misa conmemorativa; es una opción algo rara de imaginar, no obstante, es mejor considerar que es así a dejar que mi mente me haga pensar en cualquier otra situación mucho menos agradable. Si ese dicho es verdad, entonces puedo confiar en que nada le ha sucedido. Por el momento. Sin embargo, es imposible sentirme tranquila todavía.

Agarro el celular varias veces, con la intención de llamarlo y me doy unas cuantas bofetadas mentales cuando recuerdo que su celular quedó reducido a plástico roto y vidrio astillado en el cesto de la basura. Estoy furiosa conmigo misma por no poder hacer nada al respecto, más que esperar a que Ann y Louis regresen a la casa, con alguna noticia. Y si es con Yoongi, mucho mejor, aunque lo veo muy difícil.

Cuatro y media de la tarde y Ann y Louis todavía no regresan. Cada segundo que pasa, mi ansiedad y nervios crecen sin control.

—Iré a caminar —le aviso a Matthew, cruzando la sala casi al trote, de camino a la puerta. Caminar en silencio por mi habitación sólo me pone más nerviosa.

—Hazel, ¡espera! —grita y acelera el paso para alcanzarme.

—¿Qué? —pregunto ansiosa. Cuanto antes pueda salir a distraerme, mejor.

Mientras se acerca con paso lento, Matthew estudia mi rostro sin disimular que lo está haciendo.

—¿Estás bien? —casi suena apenado por estar preguntándome. Es probable que se sienta así, porque cada vez que me preguntan si estoy bien con ese tono en particular, en realidad quieren saber si he vuelto a escuchar esa voz.

—Tomé mi medicación esta mañana, Matthew, como siempre. Estoy bien —respondo. Me aseguro de suavizar mis facciones y esconder la preocupación que siento por Yoongi para tranquilizarlo.

—Perdona, no quiero controlarte ni nada pero es que parecías alterada cuando llegaste y pensé que... —desvía la mirada a nuestros pies y su voz se va apagando. No hace falta que continúe lo que iba a decir para que pueda entenderlo. Casi de inmediato, sus ojos taciturnos encuentran los míos—. Me preocupé.

No voy a mentir. Sí me molesta un poco que estén constantemente pendientes de si tomé o no la medicación cada mañana como si fuera una niña pequeña, en especial Ann, pero comprendo que lo hacen porque de verdad se preocupan por mí.

—Pues, estoy bien —le reitero y curvo las comisuras de mis labios, sin llegar a formar una verdadera sonrisa.

Matthew parece más tranquilo, y hasta me devuelve la sonrisa, sin embargo, dudo que mi respuesta lo haya convencido del todo. Por mucho que me esfuerzo por hacer de cuenta que no me pasa nada, es inútil. No recuerdo haber sentido esta clase de preocupación tan dolorosa desde que mi madre me dijo que tenía cáncer; es preocupación acompañada de un mal presentimiento, la peor combinación.

Ann y Louis regresan alrededor de las seis de la tarde. Sólo ellos dos, por lo que mi vaga esperanza de que Yoongi hubiese estado con ellos todo el tiempo desde que se fue del departamento por la mañana, se esfuma. Ninguno menciona a Yoongi. Una expresión melancólica invade el rostro de Ann y la asocio más a lo que sucedió en el departamento de Yoongi esta mañana que a que hoy es el aniversario de la muerte de su hermana, la madre de Yoongi. Puede que me equivoque, pero tenga esa sensación.

|| Damaged || Suga ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora