ochenta y tres

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Es doloroso abrazar a la nada.
Sentir cómo poco a poco tus recuerdos se convierten en nada pura.
Como hace nada éramos imparables.
Como todo lo que deseábamos se volvía realidad.
Como dormir juntos cada día se convertía en costumbre y no cambio.
Extraño el pequeño sarpullido que se asomaba delicadamente por enzima de mis pómulos.
Extraño esos cálidos abrazos.
La calidez de las miradas.
Extraño sentir lo que creía que era amor.
Y la verdad me siento tan vacía últimamente, y créeme por favor hazlo.
No es falta de cariño, ni de felicidad, ni mucho menos de amor, dios, he sido tan feliz.
Y no es falta de calidez en dormir con él o abrazarlo, simplemente es falta de ti.
Es falta de tus besos en las mejillas por las mañanas, de tu apoyo cuando lo necesito.
Y tal vez he intentando cegarme todo este tiempo, diciéndome que ella no te cambió, simplemente maduraste, que no es que el amor desapareció, símplemente nos aburrió.
Pero luego de aferrarme al vacío por tanto tiempo y que el amor "verdadero" (o es lo que quiero creer.) Se presenta frente a mi y me hace sentir lo mismo pero de otra manera, me di cuenta.
No era ella, no era nadie.
Simplemente dejamos de ser tu y yo.
Ya no éramos uno, lo dejamos de ser por mucho tiempo y simplemente no lo quisimos aceptar.

Escritos a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora