—Merci por la cena, belle Ikuko —agradeció Armando con su típico porte francés.
—De nada señor Shields. Es usted bienvenido a cenar cuando quiera.
Serena asintió ante lo dicho por su madre. Armando sonrió ampliamente.
—Cuando tenga el día libre, capaz que pase por aquí.
—Lo esperaremos —dio por hecho Ikuko para lugar mirar a su hija, quien se hallaba en el porche parada a lado de Armando—, Serena, cuando regreses de acompañar al señor Shields, por favor fíjate si alguna tienda todavía se halla abierta y compra lo que te pedí.
Serena asintió otra vez, como una niña buena y obediente. Entonces, Armando y Ikuko volvieron a despedirse, y el hombre se fue con la joven rubia.
—Vaya, que bonita familia tienes Serena —comentó el rubio.
—Sí, mi familia es genial.
—Además he descubierto lo acogedores que son los espacios reducidos.
—Pues múdate a una casa normal.
—Ah, llevo viviendo tanto tiempo dentro de la mansión Shields que ya la considero una extremidad más.
Serena rió y Armando sonrió.
—Me sorprende que hayas aceptado mi invitación a cenar Armando.
—Llevas invitándome desde hace meses así que finalmente he decidido acceder.
—Mis padres te querían conocer desde hace tiempo, al fin y al cabo, eres el hombre que me ayudó en los temas de la beca de la universidad.
—Eso es verdad —aseveró con porte engrandecido—, además todavía no has terminado de estudiar, y tenemos un contrato firmado desde hace cuatro años atrás, ¿lo recuerdas?
Serena entrecerró los ojos.
—Me queda medio año más de estudios...
—Lo sé, pero sino logras concretarlo de todas formas tendrás que devolverme el dinero que te di, junto los intereses agregados.
—Tú siempre hablando de negocios...
—Podría hablar contigo de otras cosas, pero no creo que sea el momento de conversarlas...
—¿Cosas cómo qué?
Armando paró sus pasos de repente, poniéndose frente a ella.
—Serena.
—¿Qué?
Se miraron directo a los ojos.
—Allí hay una tienda abierta —señaló hacia el lugar.
—Ah.
Serena miró hacia aquel lugar. Había pensado que le iba a decir algo más interesante.
—Bien, y ahora hablando sobre lo que te quería decir.
Lo volvió a mirar con atención.
—Sabes que me queda poco de vida.
Serena se largó a reír.
—Armando no digas estupideces. Estás mejorando favorablemente, lo dicen los médicos.
Él continuó con su porte prudente y formal.
—Hablo en serio.
—Armando...
El hombre le sostuvo las dos manos con delicadeza. Las mejillas de Serena se encendieron ante el tacto de ambas pieles. Armando la observó intensamente hacia los ojos.
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♡ La niña de mis ojos 3: Emancipación (Sailor Moon) SAGA FINALIZADA
RomanceContinuación de "La niña de mis ojos" y "La niña de mis ojos: Revelación" Darien/Serena- Siguiendo al pie de la letra las advertencias del destino, él parece haber encontrado el amor en los brazos de otra mujer. Sin embargo, no tomó en cuenta que al...