CAPÍTULO II: Planes

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—¡Es Luna! —exclamó Mina al ver el cuerpo del felino envuelto en una frazada dentro de los brazos de Darien.

—Estaba muy mal herida cuando la encontré. Todavía no despierta.

Mina se llevó la punta de los dedos a los labios, dándose pequeños golpecitos sobre ellos, como tanteando allí una duda impertinente que quería salir de su boca.

—Artemis nos había dicho que se hallaba muerta... —mencionó con desconcierto—, eso quiere decir que...

Los rasgos masculinos se crisparon ante esa obvia acotación.

—Artemis mintió... —dio por concluyente, porque al fin y al cabo era el único escaparate lógico que hallaba.

La rubia movió su cabeza a ambos lados.

—No, Darien... —negó con la mano sobre el corazón—, Artemis no mintió. Aquel ente con el que hablamos no era Artemis...

—¿Estás segura?

—Claro que lo estoy.

Darien miró al gato en sus brazos, quien parecía dormir apaciblemente. Tocó con el dedo la felina mejilla, acariciándola con extrema delicadeza. Por más extraño que se escuchara, le generaba seguridad tenerla cerca.

—No puede quedarse en la mansión, así que se quedara en tu casa —indicó depositandola encima de la cama de Aino.

—Me parece lo correcto.

—Además he traído algunos artefactos médicos para monitorearla mejor. En realidad no sé como tratarla ya que no es humana ni tampoco un animal normal y corriente. Tampoco sé a ciencia cierta si despertara ahora o dentro de algunos días. Sin embargo, haré todo lo que esté a mi alcance para que sane.

Mina miró al felino por momentos y luego asintió en completo acuerdo.

—Luna es la única que puede decirnos la verdad —aseguró Darien con esperanza—, y luego, cuando todo esté bien —sus labios tantearon acorde a sus nerviosos latidos, pero no se achicó, dando por seguro, sin dejarse ir para atrás lo que iba a decir—, viviré mi vida a lado de Serena.

La joven alzó las cejas, y una leve muesca de disgusto se diviso en su boca. Por más que intentara defender a Darien, Serena tenía mucha razón. El hombre era un egoísta.

—¿De verdad crees que ella estará esperándote por tanto tiempo?

—Esperamos cientos de años para estar de nuevo juntos.

—¿Y tu esposa?, ¿y tu futuro hijo?, ¿Serena de verdad aceptara eso?

Darien miró por momentos lo brillante de sus zapatos de cuerina, entre cavilaciones internas.

—Mi hijo nacerá —comenzó a decir con cautela— en una familia privilegiada. No le hará falta nada. Las parejas se divorcian todos los días. Así mismo mi padre se casó dos veces. El primero fue un matrimonio arreglado y nació Armando. El segundo fue un matrimonio por amor, y de ese modo nací yo.

Mina entonces comprendió las reales intensiones de Darien y, antes de poder decir algo, él las reveló sin ningún tipo de atadura.

—Si muero, por lo menos mi actual familia tendrá un heredero que siga con la dinastía de los Shields —fue directo, aunque sonara en parte cruel y calculador-, por eso me casé.

—Darien tú no vas a morir...

No refutó aquel comentario.

—Aquel ente maldito me amenazó con hacerle daño a Serena —masculló con rencor—, implantando en mi mente recuerdos dolorosos y alejándome de ella con la advertencia de que seré quien le causará la muerte... Inclusive sospecho que fueran ellos los que han intentado fallidamente eliminarme en dos ocasiones, primero con el intento de asesinato de parte de Beryl y Diamante y, segundo, con el accidente automovilístico, en el cual perdí mi memoria. Pero por algo no lo han logrado. Ahora más que nunca están esperando algún movimiento en falso de mi parte. Y saben que soy terco. Que ellos son la única piedra en mi camino... Y que no permitiré que lastimen a Serena, porque la única manera de dañarla sera primero ocasionándome la muerte, y saben que yo, a lo que menos tengo miedo, es a la muerte.

♡ La niña de mis ojos 3: Emancipación (Sailor Moon) SAGA FINALIZADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora