°Capítulo 13: Boxers rojos.°

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NINA

Estoy muy cansada, mis pies me duelen pero lo mejor de todo es que puedo dormir y no ir a trabajar ni terminar proyectos ni juntas ni nada parecido, sólo seré yo y mi cama. Una corriente de aire llega a mi cuello o más bien, una respiración y luego se mueven a mi lado, una mano me rodea y un pie está encima de mis pies, abro los ojos como loca y veo la habitación, recuerdo donde estoy. Mansión Nóvikov. Y el que está atrás en Dimitry.

Alejo mi cuello para no sentir la respiración y luego empiezo a mover mis pies y lentamente bajo su pie, después su brazo, lo alzo y pesa mucho, no me quiero imaginar un puño o manotazo de él. Lo bajo lentamente y me volteó, él luce descansado, pacifico, lindo. ¿Lindo? Bueno lo admito, se ve guapo; sigo y me voy corriendo de la cama, cuando ya casi llego, me hala hacia su lado y me pega a él, quedo peor que hace unos minutos, ahora estoy con su pecho pegado a mi cara, me abraza fuertemente y me rodea, empiezo a pensar que cree que soy una almohada. La puerta se abre y me hago la dormida.

-Nikolay, míralos, se ven tan adorables. Están hechos el uno para el otro, miran como encajan perfectamente.

No escucho nada más y creo que salieron, la puerta tarde unos segundos en cerrarse. Abro un ojo para ver, nadie, después los dos y alzo ligeramente la cabeza.

-Mi cielo.

Al escuchar eso me volteo hacia Dimitry, está igual, dormido, creo que está soñando. Hago el mismo procedimiento de ahora y me levanto por fin, antes de entrar al baño lo miro, sigue dormido, sus boxers son rojos. Caigo en cuenta, él siempre duerme así y hasta ahora lo sé. Soy muy distraída.

Entro al baño, me cepillo los dientes, me lavo la cara, arreglo mi cabello y hago pis. Salgo y Dimitry no está en la cama, paro un momento y miro la habitación, de repente soy alzada. Un grito muy agudo sale de mi.

-¡¡Suéltame!! ¡¡Suéltame!! ¡¡Ladrones!! ¡¡Ayuda!! -pongo mi mano sobre su espalda y veo los boxers rojos. Es Dimitry. -¡Dimitry! ¡Suéltame!

-¿Quieres que te suelte? -él para, yo miro el suelo y, ¿me tiraría al suelo?

-Yo te suelo, por mi no hay problema, aunque lástima, tengo una muy buena vista. -ríe.

-¡No, no me sueltes!... Espera, ¡eres un pervertido! Deja de mirarme las nalgas. -me aferro a su espalda.

-Eso pensé, -ríe suavemente. -eres tan predecible, hace unos instantes querías que te soltara y ahora me ruegas que no, mujeres: quién las entiende. -cuando levanto la cabeza veo que vamos a entrar a la cocina.

Al entrar están todos, aunque con ropa normal y no como Dimitry en boxers y yo en pijama.

-Buenos días. -Dimitry saluda a la familia como sí nada, yo quiero que me trague la tierra.

Alguien carraspea y levanto la cabeza, mi padre y madre están en la cocina. Estoy segura que moriré hoy. Dimitry también nota eso y me baja.

-Iré por ropa. -sale lo más rápido, cobarde.

Sonrío viendo a los demás, Irina y Nikolay ríen y susurran algo, Julián y Dina nos miran divertidos y mi padre y madre me miran con cara de explicaciones. Mi madre viene a mi y me hala suavemente y sonriendo.

Sí, estoy más que muerta, estoy frita, estoy acabada.

Me llevan a la sala de visitas y me sientan, recuerdo cuando esto sucedió la primera vez, cuando a los 16 años me desaparecí un noche y llegué embarrada, medio dormida y oliendo a alcohol y cigarrillo aunque en mi defensa declaro que el cigarrillo no era mío.

-¿Nina qué fue ese espectáculo? Eso no te enseñamos. -mi padre me mira seriamente. Siento que me disparara en cualquier momento.

-Es sólo que estamos jugando... Sólo eso. -trato de sonreír pero mi madre niega.

-Eso no me pareció gay de su parte. -mi padre habla con su voz gruesa.

-Es sólo por ocultarlo, ya saben, no levantar sospechas y todo eso. -me giro lentamente. -¿ya probaron los Hotcake? Son deliciosos.

Salgo huyendo, lo admito, soy cobarde.

Llego a la cocina y están todos ahí, incluso Dimitry con ropa. Me siento y las charlas y risas empiezan, me distraído y pienso en todo lo que ha pasado hasta ahora, mi relación con Dimitry, los besos y esa vez que estuvimos juntos. Yo no siento nada por él, eso creo, no estoy segura y tengo miedo de equivocarme y que esto resulte ser verdad.

-Nina, princesa. -miro a mi izquierda y Dimitry me habla.

-¿Aceptas ir con nosotros al lago a patinar? -todos esperan mi respuesta y por decencia me toda aceptar.

-Desde luego, que puede pasar de malo.



~*~

-¡Estas loco! Mira eso. -señalo el lago. -que tal que caiga y las orcas me coman, no quiero ser comida de ballenas-delfines. --me estira otra vez los patines.

-Ya te he dicho que en este lago no hay nada de eso, no seas exagerada, ¡por Dios mujer! -lo pienso y estiro mis manos. Ojalá no me arrepienta.

Me pongo los patines, rezo internamente para que no pase nada, Viktor, Julián, Dina y mis padres están patinando como expertos.

-¿Cuando putas aprendieron a patinar así? -señalo a mis padres y Dimitry voltea.

-Lastima que no te salieran esos dotes a ti. -lo miro y entrecierro los ojos. Quisiera tirarmele encima y dar bofetadas.

Camino directo al lado, todo rastro de miedo ha desaparecido y ahora corre coraje y valentía, aunque al tocar el hielo mi valentía se va al mismo hielo que estoy pisando.

-¡Dimitry! ... ¡Dimitry! -mi voz sale con temor. -¡Dimitry! -No sé porque tengo ganas de llorar.

-¡¿Nina?!, ¿te pasa algo? -él llega patinando e inmediatamente lo abrazo. Él acaricia mi cabello.

Inhalo su perfume y cierro los ojos.


(...)

Me quito los patines y mis pies duelen, la corriente de aire golpea mis pies y duelen más.

-¡¡Familia!! -reconozco esa voz y siento automáticamente la necesita de lanzarle el patín a la cara.

-Polina, estas hermosa. -Irina habla y la abraza.

Ella me mira, ya que estoy en el suelo y sin zapatos.

-Eso se ve horrible. -levanta una ceja.

-Nina, mi cielo, ¿estás bien? -llega a mi y se agacha. -soy un idiota por no advertirte de esto.

Levanta mi pie y lo observa. La sangre sale del costado. Es momento de actuar.

-Dima me duele, no puedo caminar. -mis ojos de cristalizan. -Me duele mucho. --hago lo que se supone es un puchero.

-No te preocupes mi cielo, te llevaré al hospital. -me carga estilo nupcial y yo me pego a su pecho. Éste desprende su perfume y calor inigualable.

Cuando estamos un poco lejos levanto mi cabeza y miro a Polina, ella con el ceño fruncido y brazos cruzados me mira, me sonríe y le saco la lengua. Que infantil soy, pero gané.




Amor Por ContratoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora