°Capítulo 15: 8 rosas blancas.°

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Maratón n.n 2/3

Un ramo de flores en la mesa con exactamente 8 rosas blancas en todo el centro del salón, un olor a tierra mojada y unas ganas inmensas de llorar es todo lo que siento ahora. Me veo a mi de blanco, completamente.

-¡Hija! -la voz de mi madre me hace volver.

Siento como si me estuviera ahogando, una rebelde lágrima sale de mi ojo derecho.

-¡Hija! -siento su mano fría en mi hombro.

Me volteo y la miro, está hermosa y me mira curiosa.

-¡Mamá! -la abrazo tan fuerte como puedo y aspiro el aroma de su cabello.

-Mi niña... Esas muestras de cariño se sienten muy bien. -sigue mi abrazo y ahora me susurra; estamos en la mitad del salón de baile. -Hija, nos tenemos que ir. Le surgió un inconveniente a tú padre, tiene que estar a primera hora mañana en la comandancia.

-Ni se vayan, no ahora cuando quiero estar con ustedes. -mi madre se despega de mi y coge mi cara con sus manos. -¡No quiero! -hago pucheros como cuando era una niña y no quería que me dejaran con la niñera.

-Cariño, no podemos hacer nada, tenemos que irnos ya. -me da otro abrazo y empiezo a llorar, últimamente no puedo controlar mis sentimientos.



(...)

El carro negro se aleja rápidamente, a pesar de la lluvia y eso lo hace parecer una despedida más dramática, como la de un libro. Siento un vacío. Me abrazan y reconozco el perfume de esa persona.

-No te preocupes, volverán. -siento su pecho en mi espalda y su respiración en mi oído.

-Eso espero. -camino alejándose de Dimitry, miro su cara y veo que el golpe que tenía ya es notable, el verde con morado se hace presente en él.


Una hora después...

-¿Para qué es esto? y, ¿por qué no se ha acabado? -Vera habla con Joshua y este ríe al no entenderla.

-Quisiera estar jugando Fifa 16 en mi cuarto. -Viktor juega con su corbatín aburrido.

-Nina, es una simple fiesta de beneficencia y no se cuando acabe, yo también estoy aburrido. -Julián termina la frase en un susurro.

Esto merece una foto, Viktor, Mijaíl, Vera con Joshua, Julián y yo, sentados en una esquina viendo como todos o la mayoría de personas hablan o bailan. Mis pies están doliendo y espero que no vayan a sangrar. Busco con la mirada a Dimitry, necesito decirle que me iré a la habitación.

-Creo que seré la primera en tirar la toalla, no aguanto más. -me paro del taburete y me recorre una corriente al poner mis pies sobre el suelo.

-Suerte sí lo puedes lograr. -Julián me alza una ceja y saca su celular.

Camino por el salón y veo las rosas de nuevo, aquí en Rusia es de mal agüero tener un número par de flores en una casa. Sigo un pasillo lúgubre que supuestamente debería dar a la cocina e inmediatamente recuerdo a Polina, desde que salió de la cocina no la veo. Al llevar al final del pasillo doy con la cocina, está limpia, con las luces apagadas y muy sola que me da miedo. Abro la nevera y veo una Coca-cola y la saco.

-Dimitry... -sale como en un gemido y me levanto dejando que la puerta de la nevera sólo debe ver mis ojos.

Dimitry besa a alguien desesperadamente, su mano está en su muslo y las de ella en el cabello de él. Es un perro, bueno, incluso un perro es más fiel que Dimitry. Llegan al mesón y él la sube ahí, se puede ver la desesperación en él, la mujer tiene el cabello negro y largo como el mío, incluso su vestido se parece al mío.

Escucho un gemido de parte de Dimitry y sin darme cuenta tengo rabia y estoy llorando. Soy una estúpida. Dejó la lata de Coca-cola en la nevera y cierro la puerta despacio, rodeo el mesón a gatas y salgo rápidamente de la cocina. Al llegar al pasillo me paro y corro, me topo con alguien, es el mismo hombre que estaba al lado de Dimitry hace unas horas, él me mira, yo lo ignoro y sigo mi camino limpio mis lágrimas y ahora siento es ira. Llegó donde está Vera.

-Vera, ¿me harías un favor? -ella me mira asustada, debe ser mi aspecto y asiente.

-Sólo dile a Dimitry que todo acabó. - ella va a hablar pero Joshua inmediatamente llora.

Salgo tan rápido como mis pies me dejan, llegó a la parte de atrás de la casa y abro el garaje. No sé como, sé donde queda el garaje pero tomo unas llaves y apunto a los carros, uno pequeño azul hace brillar sus luces y entró en el. Lo prendo y la puerta del garaje se abre despacio.

-¡Vamos! -golpeó el volante y me pego en la muñeca.

Finalmente la puerta se abre, piso el acelerador a fondo y el carro sale disparado. Conduzco por el camino y puedo sentir como derrapo, la lluvia no para.

-¡IDIOTA! -grito lo más fuerte que mi garganta me lo permite.

Trato de llegar lo más rápido para poder alcanzar a mis padres, necesito a mi mamá.

-¡OJALÁ ESA PERRA TENGA SIDA Y TE LO PEGA! ¡¡MALDITO!! -hago sonar la bocina del carro y puedo ver la cuidad.

Conduzco como loca queriendo llegar lo más rápido posible, busco mi celular y no lo encuentro; recuerdo que salí de la mansión sin nada.


(...)

Puedo ver las señales que me avisan que estoy llegando al aeropuerto, la lluvia se ha intensificado y me cuesta ver a través del espejo. Toco la bocina y veo con dificultad como las personas me miran.

Parqueo el carro en una zona para discapacitados, bajo y todos me miran. Debe ser para ellos raro ver una mujer con una vestido de gala, tacones de 10 centímetros y el cabello como una loca sin mencionar el maquillaje. Camino como me lo permiten los tacones, oigo unas voces, volteo y veo a un policía hablarme o más bien gritarme, lo evado y sonrío.

-¡Señorita! ¡El carro! -la voz suena gruesa pero no le hago caso.

Entro y miro a todos lados, veo el anuncio de vuelos internacionales y voy directo a la taquilla.

-¡Señora, necesito saber de alguien, un vuelo destino a Dinamarca! ¡Un hombre y una mujer con destino a Dinamarca! -ella me sonríe. ¿Cómo puede sonreír al verme así?

-Los vuelos están suspendidos hace una hora, la tormenta no permite ningún vuelo. Es orden de la torre. -ella me mira y sigue sonriendo. Ok, ya me cae mal.

-Señorita necesito saber si mis padres estaban en ese vuelo, necesito alcanzarlos. -siento desesperación al ver que ella no hace nada, sólo sonríe.

-No está permitido... Pero lo haré porque me caíste bien. -ella digital algo en su computadora y sigue sonriendo. -Nombres por favor.

-Gloria Freeman y Marco Freeman. -ella me mira y vuelve a digitar.

Su sonrisa se va desvaneciendo.

-Sí, ellos abordaron ese vuelo pero ocurre un pequeño problema. Ese vuelo presenta retraso en la primera parada. -ella me ve nerviosa y finalmente su sonrisa desaparece.





Amor Por ContratoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora