Capítulo 5

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Elena's POV:

La primera clase del día fue herbología, y afortunadamente, la clase la compartíamos con Gryffindor. Me acuerdo de que iba siguiendo a Sciny Sinistra, la sobrina de una profesora, con la que había empezado a llevarme bien. Era una de mis compañeras de habitación. Y cuando vi a Alicia, que iba sola, casi se me saltaron las lágrimas. La clase la impartía el profesor Longbottom, el cual era joven y amable, y que era conocido por muchos alumnos.

-Claro, yo soy de los mejores amigos de Harry Potter.

-¡Di que sí, Neville! -se reía Fred Weasley.

-Bueno, hoy vamos a trasplantar mandrágoras. Os recomiendo que os pongáis correctamente las orejeras que hay en la mesa, porque yo no lo hice y me quedé medio sordo...

Alicia y yo estábamos en frente del Weasley. Tenía los ojos azules y el pelo oscuro, y la piel bronceada. Era nervioso, y no paraba de removerse.

Las mandrágoras eran bien feas. No paraban de gritar y llorar, y parecían bebés. Me fascinaba ver a una planta así, tan... Mágica. Pero es que me daba un asco que no podía con él.

Fred Weasley empezó a menearla delante de mí cuando vio que ponía una mueca de asco al ver la mía.

-Dale un besito -canturreaba.

Y de repente, se le cayó. Se le abrieron mucho los ojos mientras la mandrágora se precipitaba hacia la mesa. La paré antes... Con mis poderes. Él abrió aún más los ojos y me miró directamente a los míos. Sus ojos brillaron, pero de una forma que jamás antes había visto. Para entonces, yo ya la había dejado caer en la mesa suavemente. Alicia no parecía haberse dado cuenta de nada, pero el profesor Longbottom sí.

-¡Fred, sabía que armarías un estropicio! ¿Por qué, George? ¿Por qué no te conformabas con un perro? -preguntaba el profesor mientras Fred se reía a carcajadas-. Al menos, no está todo perdido -el profesor recogió cuidadosamente a la mandrágora y la depositó en su maceta. Sonreía como si acabase de arropar a un niño.

Cuando la  clase acabó, el profesor me pidió hablar conmigo un momento, y lo que me dijo me dejó estupefacta. "Nunca hagas magia sin varita, es peligroso. Nadie lo hace".

Salimos del invernadero en el que estábamos para dirigirnos a la clase de encantamientos. Bueno, los de Ravenclaw. Alicia, antes de irse, comparó su horario con el mío para saber cuando nos veríamos. Dentro de dos horas, teníamos una clase común. Iba a ser genial, porque si nos lo íbamos a pasar tan bien como lo habíamos hecho en herbología, el día sería maravilloso. En encantamientos, una clase impartida por un profesor extremadamente bajito, nos ponían con Slytherin. 

-Tenemos que levitar esta pluma con un conjuro levitatorio muy sencillo, Wingardium Leviosa -explicó.

Pero no era tan sencillo. Las pocas plumas que volaron terminaron por meterse en los ojos de otros compañeros, e incluso algunas personas se le metieron por entre la ropa y les originaron un ataque de risa debido a las cosquillas. Mi plumas no se levantaba ni un milímetro, y me permití a mí misma hacerla volar con mis propios poderes, diciendo las palabras esas para que nadie se diera cuenta. El profesor Longbottom me dijo que era peligroso, pero yo llevaba dos años haciéndolo, y ya me controlaba a la perfección.

-¡Perfecto, señorita Bellamy! -aplaudió, no muy convencido.

La siguiente clase fue fantástica: vuelo. La profesora, una mujer algo mayor llamada madame Hooch, era algo estricta, pero nada del otro mundo. Traté de no levitar mi escoba hacia mi mano, pero no me quedó más remedio. Dominique y Louis Weasley, con los que compartía esa clase, lo hicieron al momento y echaron a volar, estando a punto de ganarse un gran castigo. 

Sin duda, la clase de defensa contra las artes oscuras me resultó atractiva, pero sí que me pareció algo inútil. Es decir, teniendo a ese tal Harry Potter para protegernos, ¿quién necesita saber sobre defensa propia? Pero, de todas formas, tomé gran cantidad de apuntes, y estaba segura de que Alicia también lo hizo, porque todo este rollo le encantaba. Y a mí también me estaba gustando, sinceramente. Fui un poco imprudente al preguntar al profesor si en caso de defensa, se podía hacer magia sin varita. Él me contestó que eso nunca, no conocía a nadie que hiciese magia sin varita a nuestra edad, que ese privilegio se perdía con los años, y nosotros ya éramos mayores para eso. 

A la siguiente hora, me dirigí a la mesa de Ravenclaw con sentimientos contrarios. Quería seguir decepcionada por no estar compartiendo aquella experiencia con Alicia, pero ¿a quién quería engañar? ¡Todo allí era maravilloso! Me senté con Sciny, y después de un buen rato que pasamos comentando las primeras clases que habíamos tenido sobre magia en nuestras vidas, me avisó de que los profesores no me quitaban el ojo. Lo cierto es que no paraban de murmurar entre ellos y de mirarme. Me levanté y me dirigí hacia la mesa de Gryffindor, y pude observar cómo me seguían con la mirada.

-Alicia, no podemos hacer magia sin...

-Lo sé -me interrumpió-. Un profesor me lo ha advertido, aunque no me ha visto nadie -aseguró.

-Tenemos que evitar hacerlo, porque como nos expulsen o algo así... yo no quiero volver a ser la única persona que es capaz de...

-La única no -me interrumpió de nuevo.

-Bueno, eso, no podemos dejar que nos echen -terminé, y ella asintió, muy seria.

-¿Quién te vio? 

-El profesor Longbottom lo hizo, y creo que Flitwick vio algo... dudo que madame Hooch lo hiciera, pero nunca se sabe -me encogí de hombros.

-No creo que el profesor Longbottom vaya a decírselo a la directora, parece ser encantador. Pero si los ostros vieron algo, probablemente lo hicieran. A mí me ha visto el profesor Finnigan, pero tampoco creo que vaya a decírselo a nadie.

Por eso, a partir de entonces, no volvimos a hacer magia sin nuestras varitas delante de nadie. Ni siquiera estando a solas, sólo para asegurarnos de que estábamos fuera de problemas. Aquella tarde tuvimos las pruebas para las actividades extraescolares, pero Alicia no se presentó a ninguna, aunque yo se lo supliqué incontables veces. Sciny se presentó a botánica avanzada, yo me presenté al coro. 

Las Agujas del RelojDonde viven las historias. Descúbrelo ahora