Amor Enredado :El Precio De La Belleza( Rebeca Zenteno)

Capitulo 30

Camila

"Aunque una parte de mí estaba furiosa por que ella se hubiera presentado a mi puerta sin ser invitada, otra parte de mí estaba tan aturdida que apenas podía soportarlo.

Sí, ella me había hecho enfadar y yo había estado intentando evitarle, pero eso no significaba que no me hubiera estado obsesionada con ella casi cada día y cada noche durante el último mes. Era guapa, sexy, y un canalla, pero no podía evitar desear su tacto.

"¿Qué estás haciendo aquí?" pregunté sin poder dejar de mirarle fijamente. Quería memorizar cada centímetro de su perfectamente esculpido rostro y beberme esos helados y líquidos ojos verdes  antes de darle una patada y lanzarlo a la calle.

Sus ojos se pasearon por mi corto vestido negro y los zapatos de tacón, y luego sus labios se curvaron en una sonrisa seductora.

"He venido a verte. Y tengo que decir que realmente me gusta lo que veo."
Ignoré las mariposas de mi estómago y crucé los brazos sobre mi pecho. "¿A verme? Bueno, estoy a punto de salir."

"Su sonrisa desapareció. "¿Ah, sí?"

"Sí, así que probablemente deberías irte. Mi cita llegará en un minuto."
Mi cita era en realidad un chico con el que había salido un par de veces antes de mi último novio - Jake, el hijo de una amiga de mi madre.

Era un poco aburrido y siempre olía ligeramente a mantequilla de cacahuetes y cigarrillos, pero mi madre me había llamado antes, suplicándome que saliera con él una última vez. A él le acababa de dejar su novia y estaba deprimido. Le llamé justo después y le convencí para que se reuniera conmigo y otras chicas de Enredado en un club cercano para tomar una copa, pero eso era todo. El pensar que pudiera tocarme hacía que se me erizara la piel.

"Bueno, he venido en taxi," dijo. "¿Puedo entrar y hacer una llamada?"
Levanté las cejas. "¿No tienes un teléfono móvil?"

"Sí, pero se me ha agotado la batería."

"Oh," suspiré. "Sí, claro... entra."
Me giré y ella me siguió dentro de mi apartamento.

"Bonito lugar," dijo. "Tu apartamento es toda una sorpresa comparado con el aspecto exterior del edificio. Me gusta."

La mayor parte del dinero que ganaba iba destinado a mi eclécticamente decorado apartamento: desde mis muebles de cuero italiano y la gran televisión de plasma, hasta el juego de comedor tallado a mano que le había comprado a los Amish. Recientemente, también había adquirido un par de pinturas abstractas de una galería cercana que me recordaba mi viaje a Huntington Beach. Estaba bastante orgullosa de mi variada decoración, así que su cumplido puso una sonrisa en mi cara.

"Gracias," dije, señalando al teléfono. "Tengo que terminar de arreglarme."
Justo entonces mi gato, Felix, salió de mi habitación para examinar a mi invitada.

"Aquí, gatito," dijo Lauren alargando la mano.
Felix le miró fijamente pero no se movió ni un milímetro.

"Tiene un poco de mal genio," dije. "Simplemente le dejo a su aire."

"Oh, normalmente los gatos me quieren," dijo Lauren mientras daba un paso para acercarse a Felix.

El gato le siseó."

"Lo siento. Es viejo y no le gusta que otras personas  invadan su espacio," dije.

"Ya veo. ¿Cuánto tiempo lleva contigo?"

"Casi quince años. Mis padres me lo regalaron cuando cumplí nueve años."
Felix soltó un gruñido bajo mientras Lauren intentaba acariciarle.