El Oso

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Dicen que las maldiciones no existen, yo llevo con una desde aquel día, en el año 2000 del siglo XXI d.C. . Yo antes trabajaba como un simple jardinero del parque de Madrid, tenia esposa y una buena vida hasta que aquel día, aquel asqueroso día.

Salí de mi casa sobre las 9:00, después de haber tomado el desayuno y de haber cogido el peto gris para ir a trabajar, me monte en mi Peugeot 105 diésel y me dirigí al parque. Deje mi coche y me fui al cobertizo situado al extremo sur del parque que el ayuntamiento puso para poder guardar todos los instrumentos de trabajo, allí me cambie y me puse el uniforme necesario para trabajar, cogí un rastrillo y me puse a trabajar por la zona central. Poco rato después vi llegar un gran autobús escolar del cual bajaban un montón de niños de entre la edad de cinco y seis años, todos bajaban con sus mochilas a la espalda lo cual me cabreo ya que eso indicaba que se quedarían un buen rato, que comerían aquí sus bocadillos y que lo ensuciarán todo, como pasa siempre. A media mañana empecé a notar mucho calor, eleve mi cabeza al cielo. Al ver aquello me quede con los ojos tan abiertos como un plato llano, mi rostro se quedo blanco mientras sudaba en exceso, baje la cabeza y volví a elevarla con la intención de tratar de ver si eran imaginaciones mías, pero no hay seguían, dos grandes bolas de fuego. Una, el sol, la otra era una increíble bola verde y llameante la cual me quede mirando fijamente. Sabia que no podía ser verdad y decidí acercarme a la tutora de los niños que se encontraba en la fuente central del parque mientras los niños merendaban sentados por los alrededores. Me acerque a ella y se lo comente de forma directa y un poco indecisa:

-¿ Perdone a visto usted eso?

- Lo primero, buenos días y lo segundo no se de que me habla.

- Perdone mis modales pero quiero que vea eso de hay arriba(mientras le señalaba el extraño objeto), ¿que cree que puede ser?

La profesora al elevar su cabeza y fijarse donde apuntaba mi dedo se le empezó a formar una cara de miedo y horror la cual hizo desaparecer en cuanto grito:

- ¡¡¡Niños, todos al autobús!!!

Todos los niños se levantaron y cogieron sus mochilas se acercaron a al profesora y ella repitió lo mismo todos los niños le hicieron caso, mientras todos corrían yo me quede mirando aquella cosa, al momento empece a percibir que se acercaba muy rápido así que no me lo pensé dos veces y también fui directo al autobús, cuando ya estaba en las puertas vi a una pobre niña rezagada que se había tropezado a unos cincuenta metros, la profesora muy agobiada me grito:

- ¡¡¡¡Vamos!!!! Suba de una puñetera vez.

- Se a caído una niña allí, ¿no debería hacer algo usted?

- ¡¡O sube o nos vamos!!

Le mire con una cara de desprecio y salí corriendo a buscar a pequeña niña, mientras corría a por ella miraba al cielo y veía como esa cosa se abalanzaba sobre mi poco a poco. Al llegar vi a la pobre chiquilla tendida en el suelo y llorando, me agache y le dije:

- Vamos a que salir de aquí, ¿te puedes mover?

- (Llorando desconsoladamente) Me e caído y me tor...torcido el tobillo, ¿don...donde esta la señorita McFlesh ?

- Ella y resto se han ido en el autobús hace un rato, ven te cogeré y nos iremos en mi coche.

La levante y nos fuimos corriendo hacia el caseto del parque donde deje mi ropa y mis llaves del coche. Mientras corría con ella en brazos notaba como la gran piedra verde impacto sobre el parque lo cual provoco un gran terremoto que me hizo caer. Mire hacia atrás mientras me mantenía en el suelo con aquella pequeña a mi lado; lo que vi fue como una onda verde venia hacia nosotros a gran velocidad. Antes del impacto de aquella onda contra nosotros me abalance sobre la chiquilla para intentar que no le pasara nada. La fuerza de esa cosa nos arrastro por el aire hasta chocar contra el cobertizo, me levante tambaleándose y lo que pude ver fue como el parque quedo desintegrado y lo único que podía oír eran las sirenas de los camiones de bomberos, de las ambulancias y de los coches policiales.

Después de 3 horas siendo atendido por los servicios de emergencia y de las interrogaciones policiales, se acerco aquella chiquilla:

- Gracias por haberme salvado.

- Nada, tranquila no fue nada.

- Por cierto, me llamo Nadia.

- Yo me llamo Jhonathan, Jhon para los amigos.

- Entonces, ¿yo te puedo llamar Jhon?

- Si, jajajaja.

Al momento llegaron los padres de la niña muy asustados y ella se fue corriendo a verlos. Sabia que le diría todo lo que a pasado y me pondrían el papel de héroe y eso no era mi estilo, así que cogí mis llaves del coche y me fui. Eran las 7:45 de la tarde cuando aparque mi coche en la calle, me baje y abrí la puerta de mi casa, hacia algo de fresco y me fije desde la entrada que la ventana de la cocina estaba abierta, me aproxime a la puerta del lado izquierdo que daba a la cocina y vi...y vi a mi querida esposa apuñalada con un cuchillo en el corazón. Hoy ruidos en la parte de arriba de la casa y fui a investigar con gran ira y tristeza a la vez. Vi la puerta de la habitación de mi esposa abierta, cerré los puños y entre. Hay estaban dos mal paridos robando todas las joyas que yo le compre, ellos se sorprendieron al verme así que sacaron sus navajas. Iban tapados con mascaras de Halloween y con capuchas. Me amenazaron y eso me cabreaba mucho, mi ira empezó recorrerme hasta el punto que me empezó a salir pelo por todo el cuerpo, un pelo de color marrón oscuro y mi tamaño aumento a la altura de unos tres metros me salieron garras de unos veinte centímetros en mis manos y en mi rostro se formaron dientes muy puntiagudos dando la apariencia de un oso monstruoso. Salí corriendo de allí después de haber matado a los dos delincuentes atravesándolos con mis grandes garras. Huí al bosque donde e sobrevivido durante todos estos años:

- Y ahora es cuando aparecéis vosotros, y eso !!me cabrea¡¡

- Tranquilo solo queremos hablar, yo soy Bob Kiston y el es mi amigo el doctor Rufter Waller...

                                                                                                    El Oso

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