11#: Mi propio enemigo

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J u l e s / C h a r l e s

Los momentos pasaron eternamente ante mi reloj cuando escuché las dos palabras más dolorosas del mundo "Te odio", no lo sé, ¿realmente siente eso?, sólo me dijo te amo una vez, pero yo se cuando las palabras más horripilantes del mundo son verdaderas, y sí, aquellas sílabas salieron de la voz de Ben. Pasaron varias horas desde que escuché su vos, por lo que la insoportable de mi prima se ha ido, y estoy sólo en mi habitación observando el techo blanco y oliendo el aroma de sudor de las sábanas, debería cambiarlas, pero no lo quiero hacer, su olor sigue ahí, y nunca lo desecharé.

Me levanto de mi cama y vuelvo a la cocina. Debo ir a verlo. Y sin pensarlo dos veces, me pongo mi chaqueta y me encamino hacia la casa de Ben, sé que fue malo el haberle mentido sobre mi futuro, pues yo ya tenía todo planeado respecto a estar viviendo felizmente con él, no entiendo el por qué se ha enojado mucho, nisiquiera estoy enamorado de ella...

Estoy a dos cuadras de la casa de Ben,  para cuando cruzo la calle, me ahogo en mis pensamientos... Pero los saco rápidamente de mi mente, una ambulancia pasa a todo lo que da al lado mio, y pego la mirada a ella. 

El hospital de la ciudad. Hugh, es demasiado raro eso, esas ambulancias solo estan para personas que tienen muy graves problemas, tipo al borde de la muerte. 

Me la quedo viendo hasta que encuentro algo extraño en ella, en la parte trasera creo ver la silueta de Jorge y una persona en la camilla, igual que...

Salgo corriendo a todo lo que da con mi meta a la casa de Ben, muchas personas tocan bocina y eso, pero no me importa, sigo mi camino. Yo sé que él está en su casa, tal vez leyendo su libro nuevo, o durmiendo, o tal vez cocinando. Él no, no puede estar al borde de la muerte. Muerte, la palabra resuena en mi cráneo, casi partiéndolo, me quito desesperadamente la idea, si sigo así, me romperé en mil pedazos, como un cristal.

No paro de correr hasta que llego al frente de su casa, pego mi mirada en las ventanas totalmente oscuras. Nada. No se ve ni un carajo, oh maldición, por favor, que se haya comprado o algo así...

Me imagino a Ben, yendo de compras como la otra vez... en ese momento estaba con mi hermana y él se puso celoso, y... Sin poder creerlo, las imagenes de aquello se vuelven borrosas y veo a Ben en el hospital, a punto de morir, con los médicos tratándo de revivirlo y su padre llorando.

Me tomo de la cabeza para sacar esas horribles cosas, y sin parar, me encamino hacia el hospital de la ciudad. 

Luces rojas y blancas de ven desde aquí. Estoy a una dos cuadras y las imagenes de Ben recostado en una camilla, pálido y con los ojoscerrados, conectado a un monitor me rompen la compostura, mis pies me duelen de correr unas 10 cuadras y mi nariz está fría, no me importa si me enfermo, sólo quiero saber que rayos pasa con eso...

Entroen el hospital y el mundo frena cuando veo a Jorge en los asientos de espera, con largas ojeras de casi no haber dormido y sus manos temblando, camino hacia él paso por paso, como si el mundo fuera de vidrio y se estaria por romper.

Estoy a dos pasos de él, para cuando Jorge se para y me mira de pies a cabeza.

—¿Jules?, ¿qué haces a...?—Un doctor llega y hace que corte la pregunta de Jorge.

—Señor... ¿Greenwirk?—El doctor pregunta y Jorge asiente, yo escucho tranquilamente la conversación.

—El joven Benjamin está mejorando, las convulsiones por ahora van a parar, ya que esta es su segunda convulsión, supongo que va a estar mejor—Me ve a mi al lado de Jorge y se limpia los lentes—Pueden pasar a verlo si quieren, no está despierto, pero creo que sería mejor si van—Él asiente nuevamente y los dos perseguimos al doctor que nos manda a un cuarto... Número 236, cómo marca un cartel colgado en la pueta gris, apenas desgastada.

¿Es en serio? (Yaoi-Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora