Extra#: Antes del comienzo del fín

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B e n j a m í n

Luego de tres meses de larga espera, aquí estoy. Mirándome a un espejo de gran tamaño—me llega de pies a cabeza—para ver si tengo alguna imperfección en el traje de color blanco. Parecía de alguna forma un ángel, bueno, yo creo que no era el único... sólo que él era un ángel "oscuro".

Con Jules nos vestimos con la misma ropa; camisas, zapatos, chaleco, corbatín, chaqueta, pantalones de seda, y zapatos de charol. Lo único que nos diferenciaba eran los colores (negro y blanco), bueno, no podía compararnos ahora mismo con la ropa puesta, debido a que insistió que no nos veamos hasta que estemos en el altar, ya que da "mala suerte".

Suspiro.

Por suerte ninguno tiene una religión pesada, y tampoco familiares odiosos. Como ven, toda mi familia aceptó mis gustos sexuales, teniendo como reservado, una invitación a nuestra boda. A nuestro único momento hermoso que todos esperamos desde niños—bueno, yo no tanto—para ver la sonrisa de tu pareja, decir el "sí, acepto" y ver a todos gritar y aplaudir.

Nunca me gustó la atención sinceramente. Aunque hoy mismo, puede haber una excepción de mi parte. No puedo aguantar las ganas ni las emociones que se entornan dentro mío, tratando de hacerme hacer saltar y gritar, y llorar de la alegría gritan "Sí, sí, sí". Bueno, quién no tendría esas ganas al conseguir algo que desde niño has soñado, ¿verdad?.

—¿Necesitas algo?—Elisabeth notó que me observaba mucho en el espejo. En la habitación de la iglesia en la que nos íbamos a comprometer, estábamos Elisabeth, Sony, dos de mis primas y yo. Bueno, era un poco vergonzoso debido a que sé que las mujeres siempre están con la novia, y en esta pareja, parece que la chica... soy yo.—¿Agua, tal vez?

Negué con la cabeza.

—Estoy bien. Sólo que...—Sonreí de oreja a oreja cerrando los ojos.

—Adivino.—Comenzó Sony con tono burlón.—Contienes ganas de saltar y abrazar hasta la pared.

Abrí los ojos y sonreí en modo de respuesta. Era obvio. Es como cuando, no lo sé. Se estrena algo favorito—como un libro de mi parte, y un capítulo de anime de la parte de Jules—y comienzas a sonreír estúpidamente y sentir que contienes el aire para no reír histéricamente.

—Chicos, ya está todo.—Huilen asomó la cabeza por la puerta doble de la habitación. Ah, olvidé describirla, aunque creo que no importa, tengo ganas de recordar cada grieta y esquina de esta habitación. Contiene pocos muebles. Sólo un espejo y sillones para los que observan, también una litera dónde puedes colocar tus cosas, y por último un rincón tapado con una espesa cortina bordo que se usa como vestidor. Las paredes son de color blanco con ventanas coloridas.

Respiro hondo y me observo por unos instantes en el espejo. Me doy vuelta y observo mi espalda desde el espejo. Está todo bien. No hay de qué preocuparse.

—Tú puedes Ben.—Me alentó Elisabeth. Asentí débilmente con una sonrisa.

Sólo tenía que dar unos treinta pasos y, y... todo se haría realidad. Llegué hasta la puerta de la habitación y miré hacia atrás. Si todo es un sueño, por favor, Dios, déjame en coma.

Lágrimas comenzaban a salir de mis ojos, las cuales sacaba de mis ojos apenas salían. No podía contenerme, todo esto era tan hermoso.

Comenzamos a caminar en el pasillo blanco, completo de luces y flores de todos colores. Ah, me olvidaba decirles. El altar, está afuera.

Mientras más nos acercamos hacia la puerta que lleva al patio, la música comienza a adentrarse en mis oídos. Sentía mi corazón acelerarse y mi sonrisa agrandarse.

¿Es en serio? (Yaoi-Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora