CAP.7

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  Correspondió a cada uno de sus besos y le abrazó con fuerza, pudo sentir claramente como su corazón latía desbocado y eso le hacía darse cuenta de que lo que sentía por el era real.

Se secó las lágrimas con la manga de su camiseta y le dio otro tierno beso.

—Es irónico, ¿no? Hablo del hecho de que, para poder conseguir mi corazón, primero tuviste que conseguir mi cuerpo.—Rió por un momento.—¿No se supone que debería ser al revés? ¿Qué clase de amor es este?—Bromeó y tomó el rostro ajeno entre sus manos para atraerlo y besarlo.

—Hace tiempo que te amo, así que imagina cuanto tiempo tengo esperando que esto pasara..  

  -- Créeme que si lo hubiera sabido desde hace tiempo ya hubiéramos estado juntos, amor. -- Besa sus labios. No sabía por qué, pero sus besos se sentían más dulces que antes.

-- Ya no quiero estar lejos de ti, y obviamente ya no trabajarás en el host, vas a tener todo lo que quieras a mi lado. -- Acaricia su mejilla y lo abraza fuerte. -- Me amas, me siento en un sueño.  

  Arrugó el puente de su nariz y se separó un poco de él.

—Si crees que vas a mantenerme estás equivocado. Ya no iré al host, pero.. No quiero depender de ti, amor. Al menos no quiero que eso cambie..—Le dio un lento y tierno beso en los labios y lo abrazó por el cuello.—Tendré que conseguir otro empleo..  

   Este se enojó, por que de verdad no le importaba gastar toda su fortuna en las exigencias de su novio o de su familia.

— Oye, quiero darte las cosas que necesitas, quiero que tengas todo lo que quieres y si yo puedo dartelo, ¿por qué no?

Lo abrazó por la cintura suavemente. -- Rin, no quiero que trabajes.  

   Esta vez le miró fijamente y torció el labio a modo de reproche.

—¿Porqué no? ¿Y qué le voy a decir a mi familia?—Miró un poco el lugar y luego lo miró de nuevo a él.—Cielo.. Tu estás acostumbrado a todo esto, yo no. Yo no necesito gastar 50.000 en una cena, yo con una maldita pizza estoy bien. No me mal entiendas.—Aclaró y acarició sus mejillas dulcemente.—Me fascinó este detalle, de verdad. Pero.. No quiero que, cenar en un lujoso lugar, pasear en coches de lujo y vestir como si fuese un artista, se vuelva cotidiano...—Se encogió de hombros y se mordió el labio por dentro, quería que lo entendiera. Pero no quería hacerlo sentir mal.

—Quiero que me llames de la nada y me invites a algún lugar donde vestir de traje es lo más normal, así como al día siguiente solo me invites al parque a caminar.. ¿se entiende?  

  Entendía todo aquello. -- Bien, lo entiendo. --No quería su dinero, que ría estar con él, eso aún lo abrumaba. Besó sus labios suavemente, acariciando sus cabello.

-- Pero si necesitas algo no dudes en pedírmelo. --

Toma su mano. -- Entonces, ¿Quieres seguir comiendo aquí o prefieres hamburguesas con coca-cola en el hotel?...  

   —Em..—Se sonrojó al tope, ahora ya eran novios y las cosas tiernas ya podía decirlas. —Me gustaría.. Estar a solas contigo.. Con mi novio.—Se acercó un poco a sus labios y luego los besó dulcemente.  

   Escuchó lo que dijo y lo enterneció, lo abrazó fuerte y besó sus labios suavemente.

-- Está bien, amor. -- Vuelve a besar sus labios y acaricia su mejilla para tomar su mano y llamar a su chófer por el teléfono. -- Voy bajando, nos llevarás al hotel. -- Colgó y en solo instantes ya estaban en el auto de camino al hotel

-- Quiero carne... -- Mira a su novio y lo sienta en sus piernas. -- Ven y besame, quiero que seas mi postre. -- Acaricia su espalda suavemente.  

  Al bajar miró por un momento aquel lugar por ultima vez antes de irse, si que estaba bonito. El auto ya los esperaba al frente y se subió, sentándose en la ventana, pero después terminó sentándose sobre las piernas ajenas para poder besarlo.

—Mm.. ¿Pero no debes trabajar hoy? Ese tipo dijo "te quiero trabajando, no jugando"—Dijo, imitando la voz del castaño cuando habían estado en la casa de Haru.  

   -- No~, trabajaré luego, no molestes~... -- Metió su cabeza en su camiseta y besaba delicadamente su pecho.

-- Trabajaré mañana, en Japón. Quiero estar contigo. -- Besa sus labios.

Como si lo hubieran invocado en el teléfono llamó Makoto. Este acarició la espalda de su novio diciéndole que esperara para tomar su teléfono.

-- Makoto, por favor déjame en paz. Estoy con mi novio.-- colgó y siguió con lo suyo.  

  —Pues perdón por preocuparme por tu trabajo.—Mencionó con sarcasmo, pero del bueno, y acarició la cabeza ajena por encima de la tela de su camiseta.

Correspondió su dulce beso y torció los labios cuando su móvil comenzó a sonar.—¿Lo ves? Seguro es importante, porque no te deja en paz.—A pesar de que lo reconociera como su novio y que le hubiera hecho feliz, no podía evitar preocuparse por él. No quería ser una distracción. De todas formas, él siempre estaría junto a Haru.  

   — Bien, bien... Vamos al hotel, te dejo allí y me voy a trabajar, volvería a las... -- Mira la hora en su teléfono. -- Once.

Besa sus labios de forma profunda, tomándolo por su nuca. — Pero cuando llegue no te dejaré dormir.  

  —Pero eso no e..—Sus labios fueron callados abruptamente por los ajenos, lo cual no le molestó para nada. Agradecía que el auto tuviera su espacio privado porque si el chofer los viera haciendo ese tipo de cosas se avergonzaría.

—Entonces aprovecharé para dormir cuando te vayas..  

  — Perfecto~...

El auto se aparcó frente al hotel y ambos salieron. Fueron hacia la recepcionista. — Hice una reservación, está a nombre de Haruka Nanase... — La recepcionista buscó en su computadora y en ves de darle una llave cualquiera le dio una tarjeta. — Vamos, cielo. — Tomó su mano y ue hasta el ascensor.  

  Cuando vio el interior del hotel quedó impresionado. Según él no podría haber hoteles tan lujosos como ese, pero estaba equivocado. Por la tarjeta que le había sido entregada imaginó el tipo de habitación en la que se quedarían.

Una vez arriba quedó estupefacto.

—Wow, ¡esto es asombroso!  

Una hermosa habitación decorada al estilo clásico, la cama era una Grand King, de esas enormes la cual así hayan diez personas aún quedaría espacio, las sabanas de estas eran unas elegantes sabanas de color champán, había un minibar y un pequeño cesto en el que se encontraban algunos teléfonos los cuales describen los diferentes servicios del cuarto, había una pantalla plana justo al frente de la cama, y otra en el techo. Eso era vivir la vida de un rey.

El pelinegro entró y esperó a que el otro entrara, lo abrazó por la espalda, le alegraba que le gustara, por ello sonrió. -- Oye, no lo disfrutes tanto sin mi... ¿Está bien?. -- Acaricia su mejilla y besa sus labios. -- Volveré en cuanto salga de esa cosa. Te amo. -- y se va a su maldita conferencia.

Después de aquella conferencia fue a la habitación con hamburguesas y dos coca-colas para cenar, vio a su novio y aún no se había dormido. -- Hola amor. -- Se sentó a su lado y besó sus labios, luego le mostró la bolsa que traía. -- ¿Qué quieres? Una hamburguesa de pollo o una de carne de res. Por si aún tenemos hambre podemos llamar a esa cosa para que nos traigan más. -- Le dio uno de los vasos de refrescos, aún estaba frío.

Ya no quiero ser tu cliente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora