Cont. Cap. 11

44 10 2
                                    


La noche elegida, a la hora elegida había llegado, siendo las 12:33 AM, las cales estaban solas, y en aquel callejón habían dos camionetas de cada grupo, con cientos de hombres armados y aparentemente peligrosos, que formaban un circulo en el cual, en el medio estaban los dos grandes jefes de aquellas fuertes naciones. Al lado de Sousuke estaba Rin, custodiado por dos de sus guardaespaldas, y del lado de Haruka habían dos grandes maletas, por lo que percibía Sousuke, era el dinero en efectivo. 

-- ¿Ves lo que te llevas por querer entrometerte en mi territorio? 

-- Fue mio también, ¿lo olvidas? tu padre nos heredó esto a nosotros dos. 

-- Te amaba como a un hijo ama a su padre a pesar de no serlo, pero conmigo siempre fue duro.

-- Déjate de cursilerias estúpidas y dame a Rin. 

Le hizo señas a sus muchachos para que tomaran los billetes al lado de Haruka, mientras Hruka mandaba a dos de sus muchachos a tomar a Rin y llevarlo a sus brazos. 

-- Veo que no estás muy enojado, veo que Rin no es tanto para ti como me lo imagino. 

-Haruka iba a su camioneta, mientras sus muchachos le guardaban la espalda a Rin y Haruka. Éste no se aguantó las ganas de decirle, o al menos darle una pisa de lo que contenía dicho empaque, así que decidió darle pistas. -- Por cierto, si no estoy enojado es porque no lo golpeaste, y por que me desquité con tu preciosa y adorable hija. Gracias. 

Y entonces Sousuke vio con horror aquellos dos enormes bolsos los cuales se suponía que estaban cargados de dinero. Abrió el primero, temiendo que fueran los restos de su hija, pero no era así, eran sólo hojas cortadas, y entonces se dio de cuenta de que el segundo bolso se movía, lo abrió con desesperación, sólo para encontrarse con una niña cualquiera, una que no era su hija, apenas maltratada. 

Los hombres de Rin empujaron a la verdadera niña, una de ojos celestes y cabello hasta la cintura, morena como su padre y su tío. Luego se fueron en la otra camioneta, y ahí, al parecer, terminó aquella escena. 


-- ¡¿Cómo pudiste engañarme?! -- Preguntó Rin con horror y odio mientras lo golpeaba. Aún estaba asustado, asustado de saber qué pasaría a continuación en su vida, porque sabía perfectamente que la vida junto a un mafioso era un suicidio. 

-- Por favor, ¡Auch!... ¡Calmate, Rin! -- Dijo Haruka temiendo chocar con algún otro vehículo, tuvo que parar en un estacionamiento para poder hablar mejor con él. -- Oye, por favor, no te enojes conmigo, ¿cómo puedes decirle al amor de tu vida que eres parte de algo tan... Peligroso? Yo... No quería que te alejaras de mi por ser mafioso... Quería que estuvieras conmigo. 

-- Eso es estúpido... ¡¿Cómo puedes creer que yo te juzgaría?! ¡Era prostituto, por dios! Pero también... No te importó ponerme en peligro. -- Bajó la mirada ante la tristeza de aquel día. Negó suavemente, temiendo llorar e imponer vulnerabilidad ante aquella persona. -- Te odio. 

Y eso hizo que Haruka se sorprendiera, nunca había escuchado esa palabra que tanto  dolor le causó, y fue aún más doloroso. 

-- No quiero volver a verte. -- Dijo Rin para abrir la puerta de aquella camioneta, lo que en seguida Haruka cerró. 

-- Por favor, no te vayas. 

-- No quiero verte, nunca más. Déjame sólo. -- Y forcejeó aquella mano para que dejara la puerta, y para que él pudiera salir de ese lugar, y se fue caminando a esas horas de la madrugada, buscando un hotel donde hospedarse hasta encontrar una opción para irse. 

Suspiró suavemente, para negar ante su estúpida forma de querer tapar el sol con un dedo. -- Mierda. 

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jun 05, 2018 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Ya no quiero ser tu cliente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora