Capitulo 14

115 5 0
                                    

Dulce quedo paralizada al escuchar lo que su madre le decía. No se había detenido a pensar en los sentimientos de Leo.

Se sentía culpable, ella había sido quien le dijo la verdad a Leo sobre sus padres, sentía como su conciencia le reclamaba el haber perturbado la paz del hombre que amaba.

Dulce salió corriendo de la casa a toda velocidad con el único objetivo en la mente de lograr alcanzarlo y disculparse por lo insensible que había sido.

Sentía el viendo en su rostro mientras corría, en su mente se dibujaba la imagen de ellos abrazándose y regresando a casa, quería que eso pasara con todas sus fuerzas.

Después de correr algunos minutos al fin logro ver a Leo que estaba sentado alado de la autopista debajo de un árbol mientras veía los vehículos pasar delante de él.

- Leo ¿Qué haces aquí?

Le dijo Dulce mientras trataba de recuperar el aliento.

- Pensando

Leo contesto con evidente desmotivación.

- ¿Qué piensas?

- En todo

- Eso es imposible, no eres tan inteligente

Una sonrisa se dibujó en el rostro de Leo al mismo tiempo que Dulce le tomaba el brazo y lo rodeaba con su cuerpo.

- Soy más inteligente que tu

- Es solo tu imaginación

Por un momento la mente de Leo se olvidó lo ocurrido en su casa y solo se concentraba en Dulce, en sus labios, en sus ojos y en el sonido de sus palabras.

Ella poso su cabeza en el regazo de Leo y lo miro fijamente.

- Deja de mirarme así

- ¿Por qué?

- Porque es imposible sentirme triste cuando me ves con esos hermosos ojos

- Entonces nunca dejare de verte

Leo comenzaba a sentir alegría donde solo había tristeza.

- Podría vivir perdiéndome en tus ojos

- Entonces hazlo, solo eso quiero

Leo levanto lentamente a Dulce hasta ponerse de pie delante de ella. No sabía que decir, solo quería abrazar a esa chica y no dejarla ir nunca.

La tomo entre sus brazos y la aprisiono contra su pecho.

- Leo

- Dime

- Regresemos a casa juntos

- No sé si deba hacerlo

- Solo regresa, con papá, con mamá, conmigo

- Quiero buscar a mis padres biológicos

- No lo hagas

- ¿Por qué?

- Porque tu padre no es aquel que tiene la misma sangre que tú, recuerda que el hombre que está en nuestra casa te crio, la mujer que esta con nuestro padre también estuvo contigo todo este tiempo, no te dejaron solo ni un momento, ellos hicieron de ti el hombre que eres, las personas que tienen tu misma sangre no tienen derecho a conocer al gran hombre que no quisieron criar, no tienen derecho a llamarte hijo y lo más importante de todo, si no fuera por nuestros padres jamás te hubiera conocido y aunque sea muy egoísta de mi parte, la verdad agradezco que no seas mi hermano biológico, porque si lo fueras no podría estar así contigo, no conocería el amor de verdad si no fuera por ti y todo eso fue posible gracias a que mis padres decidieron hacerte parte de la familia

Leo no dejaba de llorar, ella tenía razón, sus padres fueron quienes estuvieron ahí para el cuándo nadie más lo hizo.

Dulce tomo la mano de Leo y comenzó a caminar sin esperar una respuesta, no la necesitaba, sentía como si él ya hubiera contestado.

Leo se dejó llevar por la suavidad de la mano de su compañera, no dejaba de mirar su cabello que se movía con el viento, solo veía lo hermosa que era, lo comprensiva que se había vuelto y no dejaba de cuestionarse como es que esa mujer se había enamorado de él, pero se sentía el hombre más afortunado del mundo.

Antes de entrar en la casa, Leo detuvo a Dulce y la abrazo una vez más, no resistió la tentación de probar una vez más esos labios que lo hacían tan feliz, bajo el cielo lleno de estrellas se unieron en un dulce beso que decía todo lo que deseaban, sintieron el amor desbordándose en sus corazones.

- Gracias por todo, no sé qué haría sin ti, el amor que sientes por mi ahora es lo que me mantiene de pie y dispuesto a seguir adelante

Después de besar una vez más sus labios entraron a la casa tomados de la mano.

Sus padres estaban en la sala sentados y se pusieron de pie en cuanto los escucharon entrar.

Leo hablo con seguridad y una voz fuerte.

- Siento mucho lo que paso, quiero disculparme por la menara en la que comporte

- No tienes que hacerlo, lo importante es que regresaste

- Hay algo que tengo que decirles

- Claro

Leo aclaro su garganta y se dispuso a hacer una declaración que no podía esperar más.

- Amo a Dulce, de verdad la amo, es la mujer de mi vida, nunca había sentido algo tan profundo por nadie en mi vida y quiero hacerles saber que quiero estar con ella, porque fue ella quien me convenció de volver, quien me abrió los ojos y me hizo ver que no importa si no compartimos lazos sanguíneos ustedes son mis padres y no hay nadie más que pueda decir lo mismo. Espero puedan comprender que Dulce ahora para mí no es mi hermanita, ahora es la mujer que siempre soñé y quise tener a mi lado, no me importa lo que diga la gente lo único que me importa es hacerla feliz y compartir con ella este amor que jamás creí que alguien pudiera sentir

Su madre sonrió aliviada al escuchar a Leo, pero su padre tenía una mirada llena de frialdad como si desaprobara lo que acababa de oír.

Leo sintió un escalofrió que le recorrió la espalda alver lo que reflejaba la mirada de su padre, pero no permitiría que nadie loalejara de Dulce sin importar quien fuera y estaba dispuesto a enfrentarcualquier cosa o persona para cumplir su promesa de hacerla feliz.

No pude evitar amarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora