Capítulo III

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Pudo ver como un rayo iluminó el interior del baño y lo saturaba con su brillo.

Se aproximó a la puerta y la abrió rápidamente mientras gritaba.
Al ver que no había nada, se rió de ella misma y de lo miedosa que estaba siendo.
Al girarse para ver el lavabo, pegó otro grito de horror.
Allí, a la vista, se encontraba un gato. Y para su mayor espanto, la canilla no era lo único que se encontraba abierto.
El agua que caía se llevaba la sangre que salía del todavía latiente corazón del pobre gato, que había sido cortado de arriba abajo completamente, dejando ver sus intestinos y demás órganos.
Marilyn quedó espantada ante tal visión. Ella quería moverse y salir corriendo de allí, pero su cuerpo no la dejaba.
Como reflejo reacción le pasó por la cabeza el repentino pensamiento de lo callado que se encontraba su hermano.
Abrió la puerta de golpe y corrió hacia la habitación del pequeño Elías. La cual estaba a escasos metros del baño.
Al entrar se acercó rápidamente hacia la cuna del bebé. Su temor fue grande al ver que ésta se encontraba completamente vacía.
Giró su cabeza hacia los lados, y lo que alcanzo a ver la dejó completamente traumatizada.
Solo vislumbro una sombra, pero hubiese bastado como para partir a cualquier adulto.
La silueta que dejó ver el rayo, plasmada en la pared, fue lo más aterrador y bizarro que jamás hubiera visto.
Una soga se extendía formando una horca. Y en el centro del círculo, bien agarrado a la herramienta asesina, se encontraba el cuerpo, probablemente sin vida, de una criatura que había alcanzado a vivir tan solo seis meses.
Marilyn huyó del cuarto, sin mirar atrás. Bajó las escaleras y corrió a la cocina para poder agarrar algo con lo que defenderse. Aunque estaba demasiado asustada como para poder hacer nada más allá de correr.
Abrió el cajón y sacó una cuchilla.
Al darse vuelta, una figura familiar se extendía frente a ella. Usando un traje de los caros y una corbata bien anudada de color azul.
Esos dos ojos café la miraban mostrando una tenebrosa sonrisa.
Marilyn dio un paso atrás, y antes de poder hacer nada. Se vio cayendo hacia el suelo.
Sus pies habían resbalado con las frituras que ella había dejado en el piso.
Su cabeza golpeó los azulejos y todo se oscureció.

El sonido de un trueno la despertó. Al descubrirse acostada sobre su agradable sillón favorito se enderezó rápidamente, provocando que un plato hondo de frituras cayera sobre la suave alfombra.
La televisión estaba encendida, y comenzando una de sus películas favoritas de acción.
Miró a su alrededor. Todo estaba tranquilo y silencioso, a excepción del ruido que hacían las gotas al caer sobre las ventanas con brusquedad, como si hubiesen querido romperlas.

-Debí de quedarme dormida. Que sueño más extraño.

Se levantó del sillon y dejo la picada sobre la mesa de la cocina. Se reía de si misma por haber tenido tanto miedo de un simple sueño. Mientras pensaba en esto se dió vuelta para salir de la cocina e ir a ver a su hermano, solo por las dudas.
Dió el primer paso y este chocó contra algo. Bajó la vista y recien en ese momento pudo percatarse del hedor. Allí tirado se encontraba aquel gato descuartizado y muerto.

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