Encerrado con mi enemigo

Capítulo 11: Nueva casa, noche apasionada

Capítulo 11: Nueva casa, noche apasionada.

Después de que lograra calmarme, Jonathan nos tele-transporto a un lugar que, a primera vista, era muy oscuro, sin embargo, con el simple acto de aplaudir dos veces, las luces se encendieron, y ambos quedamos justo en el medio de una sala de estar.

Yo comencé a mirar todo a mí alrededor, el lugar era muy grande, mucho más que el departamento en el que vivíamos, este estaba más amueblado que el otro, y además, las paredes no eran blancas, sino azul claro.

-Jonathan, ¿dónde estamos?-Le pregunte, confundido.

-En nuestro nuevo hogar.-Me respondió, y al ver mi cara de confusión, agrego-El otro fue destruido por la Clave-

Así que la Clave ordeno destruir nuestro apartamento, ni que fuese un lugar de tortura.

-Entiendo-Afirme.

Jonathan se acercó a mí, me rodeo la cintura con sus brazos, y apoyando su cabeza en mi hombro me susurro:-¿Recuerdas todo?-

-Sí-Asentí relajado-Lo recuerdo todo, cumpliste tu promesa, viniste a buscarme, Jonathan.-

-No sé por qué, pero no puedo evitar quererte, ni pensar en ti todo el tiempo.-Me confeso, y yo me sentí feliz, a mí me pasaba lo mismo.

-Eso que sientes es amor, y yo siento lo mismo por ti.-Le conteste.

Jonathan se separó de mí, acercó su rostro al mío, y me beso, despacio y muy tiernamente, yo le correspondí, y pose mis manos alrededor de su cuello.

Cuando nos separamos, vi sus ojos nublados, pero mi cuerpo seguía respondiéndome, por lo que, parándome en puntas de pie, porque no lo alcanzaba, bese a Jonathan yo mismo, y una vez separados, le susurre algo que, en mi vida, nunca pensé decir.

-Jonathan, vamos a la habitación-Tenía el rostro sonrojado, y respiraba con dificultad, además de que mi corazón latía a mil por hora.

-Mi Ángel-Me susurro, y sin que me diera cuenta me alzo en brazos.

Él empezó a caminar hacia una habitación en el segundo piso, yo abrí la puerta, y cuando entramos, me quede impactado. La habitación era muy espaciosa, tenía paredes verdes claro, un techo negro con estrellas blancas pintadas, a los costados había un ropero y un librero, además de un escritorio, y al fondo, justo en medio, había una cama matrimonial, que a los costados, tenía dos mesitas de luz, parecía el cuarto de un rey o príncipe.

-Que hermosa habitación.-Comente sin darme cuenta.

-¿Te gusta? La hice preparar para ti, mi Ángel de la Muerte-Me dijo Jonathan depositándome en la cama.

-Mi Infierno-Lo llame.

Jonathan se puso sobre mí, y me empezó a besar, luego me saco la remera, y mientras hacia un recorrido de besos por mi abdomen y pecho, yo le quite la camisa. Jonathan detuvo sus besos en mi pecho y empezó a juguetear con mis pezones, lo cual, provoco que comenzara a gemir. Después de unos minutos de torturarme con eso, Jonathan bajo mis pantalones y masajeo mi miembro por encima de la tela del boxer, mientras que, yo recorría su cuerpo con mis manos.

-No seas... malo... conmigo, mi... infierno.-Le dije entre jadeos-Deja...ah...de...tor...tu...rarme... ¡ah!-

Jonathan se acercó, y me beso, mientras que, me saco la ropa interior, luego, él metió mi miembro en su boca, y empezó a ascender y descender, provocando que soltara gemidos más sonoros. Pronto sentí que no aguantaría más, y me vine en su boca.

-Lo...siento-Me disculpe, intentando recuperar el aliento, pero en ese momento, Jonathan se tragó lo que tenía en la boca, y yo me sonroje a más no poder.

-Eres delicioso, mi Ángel-Me alagó.

Yo ya sabía lo que venía, así que, solito me di vuelta, y me puse en cuatro patas, lo cual, medio sorprendió a Jonathan. Él se puso detrás de mí, se sacó sus pantalones y boxers, y me mostro tres dedos, ya sabiendo qué hacer, sin necesidad de que me lo dijera, comencé a lamer sus dedos, hasta lubricarlos del todo, mientras tanto, Jonathan dejo un camino de besos por toda mi espalda, era tan dulce.

-Ya es suficiente-Me dijo, sacando los dedos y llevándolos a mi entrada.

Primero medio uno, yo sentí una pequeña molestia, pero pronto desapareció, entonces él metió el segundo, y comenzó a moverlos en mi interior, logrando sacarme varios gemidos y jadeos. Cuando la molestia de los dos dedos desapareció, Jonathan introdujo el tercero, yo seguí gimiendo, y de la misma desesperación mía, le dije a mí infierno:-¡Métela ya, no aguanto!-

Jonathan sacó sus dedos, y agarrándome de las caderas, se introdujo de una, mientras que yo solté un gemido muy fuerte. Él empezó a moverse, primero lentamente, pero después sus envestidas se hicieron cada vez más rápidas, no solo porque él lo quisiera, sino, porque entre los jadeos, yo también se lo pedía.

Después de un rato, yo me vine, y segundos después, Jonathan también en mi interior. Él salió, y se recostó a mi lado, yo me acurruque en su pecho, él nos tapó, y así ambos nos quedamos, juntos.

-Eres increíble, mi Ángel.-Me dijo, respirando agitadamente.

-Gracias, mí Infierno-Le conteste, y luego le dije-Te amo.-

-Yo también te amo-Me respondió, lo cual, me hizo sentir muy alegre-No dejare que nadie te separe de mi lado, jamás.-

-Yo no me iré de tu lado, jamás-Le dije, ambos nos besamos, y luego nos dormimos.

Continuara...

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