Capitulo 1.

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El sol pegando duro sobre mi rostro, era fácil de adivinar, ya era sábado, por fin la escuela había terminado y después de navidad todo era más fácil de manejar, ya saben, la familia, los amigos, las invitaciones, el ponche, los regalos, todo. Pero esto me había cansado tanto que me era imposible querer levantarme.
-Vamos niña, levántate- Dijo mi nana desde la puerta.
-Cinco minutos más- pedí con una almohada tapando mi rostro del sol.
-No, es hora de desayunar-Bufó ella.
-Nana aún no suena mi despertador- Miré aquel aparato con numerillos.
-No importa, hoy será un gran día- Dijo ella mirando mi ventana- ¿Qué hacen estas cortinas cerradas?-Se guió hasta ellas.

Diablos, cuando abren las cortinas es obviamente hora de pararme, el sol no es mi amigo por las mañanas.
-¡No!- Exclamé aún con mucha flojera.
-Te doy 5 minutos para que estés abajo desayunando.-Me miró fulminante y salió de mi habitación.
De acuerdo, cuando nana se enoja, da por hecho que tienes que obedecerla o algo malo pasará, ella me ha cuidado siempre y a pesar de que tengo 18 años, sigue conmigo, aún más que mis padres, ellos por alguna razón siempre viajan , negocios, supongo.
Es como mi mamá, y a decir verdad, es mi mejor amiga, siempre fui de hacer amigos, pero al principio soy algo penosa, ya saben.
Tomé mi bata y mi toalla de baño, me guié hasta la regadera, lentamente la abrí, hasta que el agua caliente comenzó a caer sobre mi cuerpo. Esto sí que era refrescante, al salir de la ducha, me cambie tan rápido como pude y deje mi cabello suelto, era muy largo, así que no se secaría tan rápido. Miré mi reloj 10:25, era temprano, tomé mi teléfono y me dirigí hacia el comedor. Ahí se encontraba mi nana desayunando.
-Ya vine- Dije haciendo obvio que ya me encontraba en el lugar.
-Si mi niña, ya te vi - respondí graciosa mientras saboreaba su café.
-Wow, huele delicioso. –Comenté mientras me acercaba a mi lugar.-¿Es café?
-Si, el tuyo está servido- Me sonrió.

Desayunamos y platicamos sobre mi familia esta navidad, eran algunos amables, así que no me la pasaba tan mal estos días.
Estaba por subir a mi recamara, cuando unas llaves hicieron ruido del otro lado de la puerta.Sus voces eran tan cercanas a mi que decidí quedarme , eran mis padres.

-Pon esto adelante, ¡no!, eso se romperá ahí.- Dirigió mi madre a los empleados.-Hola __, ¿cómo estas?- Dijo prestándome un poco de su atención?
-Bien, ¿Qué hacen aquí?- Pregunté un poco desconcertada.
-Hola mi amor- Gritó mi padre desde la entrada.
-Hola papi.
-Tenemos que hablar contigo hija- Se refirió mi madre a mi.
Me guiaron hasta la sala y se sentaron en el sillón frente al mío.
Bien, ¿Qué pasa?- pregunté ansiosa.

Un silencio tremendo entro en la sala y ellos se miraron muy fuerte, se voltearon a verme y mamá aprobó a papá con una mirada. ¿Qué diablos pasa?

-Mamá, Papá. Hablen ya- Exigí.
-Hija, tu mamá y yo hemos recibido ciertas amenazas y necesitamos despejarnos de todo esto, lo antes posible.-Dijo mi padre con un gesto nervioso pero frío.
-Y..¿Yo que tengo que ver?- Pregunté.
-Que eres nuestra hija y nuestros problemas, obviamente te afectan- Respondió mamá molesta.
-Lo dudo, yo no les dije que hicieran tanto dinero, que los demás se dieran cuenta.-Bufé.
-¡Basta __!-Exclamó mi madre- Intentamos protegerte.
-Pero ¿Qué pasará con la vida que tengo aquí?- Pregunté.
-Será un nuevo comienzo, estar aquí no nos hace bien, debes entenderlo Manchester, ya no es el mismo lugar de siempre.-Dijo papá- será bueno para ti, tener un cambio.
-Pero ¿y nana Clarisse?-Pregunté aun más nerviosa, no quería separarme de ella.
-Ella, ella tiene que irse cariño.-respondió mamá.
-¡no puedo creer que me quiten a mi única compañía!-Grité con lagrimas en los ojos
-Tienes 18 años, no necesitas más una niñera!
-No es una “niñera”-hice señas con los dedos.-¡Es como mi madre!

-Hija, debes calmarte, esto tenía que pasar algún día.
Nuestra platica no tornó a nada favorable para mi, así que me despedí y subí a mi cuarto, pensé en todas las cosas que dejaría si me iba, y me quede profundamente dormida.
Al día siguiente, la luz pegaba en mi rostro y en cuanto me percate de algo importante, me levanté rápido No había nada en mi habitación, no había ropa, nada. Solo un conjunto rosado con unos tomms blancos. Mis padres había vaciado mi habitación.
Miré hacia mi ventana y me percate de que la mudanza estaba en mi jardín y cada uno de los empleados estaban abajo. Esteban, el chófer ,el y Clarisse habían sido mi compañía estos años y yo sólo quería seguir con ellos, el me miró desde abajo, estaba dentro del auto.
Me bañe y me cambié con el único conjunto que quedaba libre. Al terminar bajé y me encontré con mamá en la puerta.
-¿En dónde están mis cosas?-Pregunté.
-En la mudanza, pensé que no querrías ayudar a empacar y me tomé la molestia de mandar a que alguien lo hiciera.
-Estaba dormida mamá, era obvio que no me di cuenta.-Refunfuñe.
-¡Es hora de irnos familia!-Gritó mi papá desde afuera.
-Corrí hasta la cocina y ahí estaba sentada mi nana, se levantó al verme y ambas llorábamos, diablos, no quería que esto estuviese pasando.

-Mi niña, te prometo que estarás bien, y que si en algún momento de la vida nos podemos volver a reunir, iré a verte, y estaré más feliz que nunca, no lo dudes ni un momento. Te extrañaré muchísimo, estos 18 años fueron muy buenos para quererte como a una hija.-Exclamó con lagrimas en sus pequeños ojos llenos de arruguitas, que la hacían la mujer mas hermosa del mundo.
-No quisiera que esto pasara nana, no se por qué son así mis papas- dije sincera- En cuento pueda vendré a verte, Londres y Manchester son prácticamente ciudades hermanas, nos reuniremos , ya verás.-Sonreí.

Estuve unos minutos más con ella y nos dimos el ultimo abrazo, aquel que 18 años habían marcado, y al momento de irme, me despedí igual de mi fiel compañero Estaban. 

Me despedí por última vez de mi hogar y el carro arrancó. Algo nuevo me esperaba en Londres y quería conocerlo.

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Lleva siempre mi corazon contigo -liam-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora