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Julio 9, Diario de Victoria. —Anoche caí rendida en una de las colchonetas que me han obsequiado las personas de aquí. Me he sentido muy a gusto, creí que cuando llegaría aquí todos me mirarían cómo un bicho raro, en cambio, una señora me ha recibido con los brazos abiertos; quedé en shock, pero no me reusé a hacer lo mismo.

Hoy por la mañana nos reunieron a todos cerca de las casas de campaña para darnos una información: nos comentaron que las personas encargadas de este refugio llegaran hoy por la madrugada; me siento muy ansiosa por saber a quiénes les debo mis comodidades.

Por lo tanto iré a charlar con la chica que duerme en mi misma casa, ha sido muy amable conmigo, y me agradaría hacerme más cercana a ella.

Por la madrugada, Diario de Victoria. —Gaby me ha despertado muy emocionada, y entre sueños apenas pude entender una sola palabra de lo que salió de sus labios. Aun así me puse de pie y salí corriendo junto a ella, las demás personas también caminaban hacia el mismo rumbo; un cosquilleo se hizo presente dentro de mi vientre, creo saber de qué se trata todo esto.

Cuando llegamos a la entrada del recinto, se podía observar a toda la gente en espera de que aquellas puertas de metal se abrieran de par en par, y así fue, aquellos rectángulos fueron abriéndose lentamente, provocando un chirrido silencioso, erizando cada bello de piel.

Un enorme tanque militar entró lentamente al refugio, la gente se fue haciendo a los lados para que no ocurriera ningún accidente. Comenzamos a seguirlo como ovejas hacia el ganado, éste se detuvo justo en medio de la zona, e hicimos lo mismo.

Nerviosa sujeté la mano de mi amiga, apretándola levemente.

El tanque dejó de hacer ruido y la tapa de arriba se alzó, dejando ver a la primera persona salir de ella, era una mujer vestida de militar, seguida de ella salió un hombre vestido de igual manera, cuando por fin tocaron tierra, ambos voltearon hacia el público; mi corazón se paró de golpe, y en un flaqueo mis piernas se doblaron haciendo que cayera a la tierra, Gaby se agachó para corroborar que todo estuviera bien, no obstante, logré llamar la atención de todos, incluyendo a aquellas dos personas que provocaran esa reacción en mí.

Diario de una sobrevivienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora