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Julio 8, diario de Victoria. —Nos hemos trasladado a la siguiente ciudad, en donde se encuentra el cuartel general.

Me han dicho que debo ser discreta con las cosas que he vivido sola en todo este largo tiempo, al principio no entendía por qué debía callarme, pero debo hacerlo, pues tal vez la gente de aquel sitio solo quiere volver a su vida normal y olvidarse de aquellas cosas que les quitaron a sus familias. Tal como a mí.

A veces divago sobre que hubiese sido de mí si nunca hubiera pasado esto. Creo que aun así mi vida sería un completo desastre, jamás supe cómo arreglar mis problemas, ni cómo salir de ellos, siempre dependí de mis padres, pero ellos ya no están para ayudarme, ahora es tiempo de que lo hago yo misma.

Por la noche, diario de Victoria. —Mi pequeño hermano se sorprendería al ver todas esas ciudades desoladas, tal y como sucedía en sus películas de zombis.

¿Cuánto durará más este viaje? Muero por llegar al cuartel; estoy tan emocionada por ver a otras personas y poder hablar con ellas; debo confesar que siempre fui un tanto tímida al hablar con otros, pero creo que hasta la persona más introvertida se volvería todo un parlanchín si estuviera en mis zapatos.

Han corrido la voz de que estamos a dos kilómetros del cuartel; los soldados parecen estar felices de ello, al parecer unos tienen familias aguardando por su llegada, eso me llena de dicha.

Lo peor de todo es que no puedo evitar que mis ojos se aguaden por las lágrimas que se acumulan en ellos, y aun así, cada día me esfuerzo por ser un poco más fuerte.

Diario de una sobrevivienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora