Y todos sabíamos perfectamente que el 'para siempre' que nos habíamos dicho entre mensajes cargados de deseo e inseguridad, no era real. Que ningún 'para siempre' es real, ningún para siempre es realmente eterno.
Pero yo sabía, y dudo de si vos lo hacías, que eran dos palabra que generaban esperanza. Como aferrarse a la idea de que dentro de 30 años sigamos sintiendo lo mismo, sigamos queriendonos así, como soñamos ahora. Y pensar que el 'para siempre' es eterno nos hace creer que nuestro amor también, cuando en realidad lo único eterno es la esperanza que nos queda cuando, entre miradas cómplices, nos decimos "te amo, para siempre."