Esperanza

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"todavía te amo" salió de tu boca como una estrella fugaz, tan rápido que casi no pude escucharlo. Y a mi se me puso piel y alma de gallina. Los ojos se me llenaron de lágrimas pero no quería llorar porque quería mantener esa postura de "nunca me vas a ver llorar", lo cierto es que lloraría adelante del planeta entero si supiese que de esa forma todo volvería a estar bien. Juro que en ese momento solamente quería gritarte cuanto te amo, agarrarte del cuello de la remera y besarte, destrozarnos los labios y los miedos, la lengua y las penas, romper la distancia con nuestros brazos aferrándose al otro en algo que se podía confundir con un rasguño pero en realidad solo era un "quédate conmigo" camuflado. Y solamente me quedé quieta, creo que ni siquiera te miré, y vos tampoco a mi. Lo cierto es que sí tengo que comparar, aunque sé que no te gusta que lo haga, el amor que sentía por vos al principio tenía el tamaño del sol y ahora tiene el tamaño de Uy Scuti que, por si no sabías tiene un volumen de 5000 millones  de veces el del sol. (Solamente sé medir mi amor con referencias astronómicas, sí.) Pero somos un poco eso, dos estrellas que orbitan entre ellas, dos estrellas que colisionan y se vuelven una. Somos cosmos y somos fuego. A veces nos rozamos y quemamos pero esta bien, es el riesgo que corremos. Me encanta orbitar con vos. En fin, mi amor es mucho más grande, fuerte y brillante. Pasamos muchas cosas que nos reforzaron, y al mismo tiempo desgastaron(que ironía) pero hoy más que nunca estoy segura de cuanto quiero estar con vos, de qué tan enamorada estoy de vos. Y sé que a veces me incendio más de lo que me gustaría, perdón por eso. Últimamente nuestro espacio es más como un campo de batalla o una casa después de un terremoto, las cosas están tiradas por cualquier lado y sabes que en cualquier momento la bomba puede explotar o la casa se puede derrumbar sobre tu cabeza. Pero cuando te vi venís y me sonreíste todo volvió a acomodarse, las bombas se desactivaron, le saque las balas a mi arma, el techo se reforzó, las macetas se volvieron a llenar de tierra y flores vivas y el polvo se disipó porque tu sonrisa era más importante que la niebla que me cubría los ojos. Y que cuando te abracé solamente quería quedarme ahí porque ahí era realmente donde quería estar. Orbitandote, orbitandonos.

Un Buenos Aires Nublado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora