1.-Situaciones vergonzosas

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Vivir en Atlanta no es nada malo. Me gusta mucho el clima lluvioso y cálido de aquí, y no es que deteste el frió. Me gusta la lluvia, pero no fue por eso que me mude a Atlanta. Aquí en Atlanta, me dieron mi primer empleo, y no dude ni un segundo en mudarme apenas llamaron. Aun así, ignore la mayoría de las cosas que me dijeron antes de mudarme.

Llevo un año viviendo tranquilamente en una casa que rento, una casa, no un pequeño departamento. Tengo un empleo que me permite vivir cómodamente, y en sí, vivo feliz. Al menos...

— Es todo lo que tengo— gimo, en un oscuro callejón, donde solo estoy yo, yo y los dos groseros ladrones que acaban de quitarme mi cartera y me tienen sujeto contra la sucia pared.

— Mientes, tu teléfono— ah, ¿Cómo es que termine en esta situación? Hubo una fiesta de un colega, y hubiera sido muy descortés no haber ido. La fiesta fue en su casa, en un lugar algo alejado de donde está mi casa. Todo estuvo bien, al menos hasta que me di cuenta de que era ya un poco tarde. Para mi mala suerte, no hay autobuses a esta hora ni estación de metro cerca, y así fue como tome la mala decisión de caminar en lo que pasaba un taxi.

— Vamos, muévete— las cosas se pusieron peor cuando de un puñetazo en la cara caí al suelo y me vi arrastrado a este callejón. No soy una persona luchadora en el sentido de pelea física, no tengo una buena condición física, no voy al gimnasio ni practico ningún deporte. En los veintiséis años que tengo, es la primera vez que me veo envuelto en un asalto. Y ¡es realmente horrible! Mis manos tiemblan mucho y no puedo pensar por el miedo que me invade. Mi torpeza solo impacienta más a estos sujetos.

— hey, ustedes— el callejón no esta tan oscuro, hay una farola justo afuera, pero a las dos de la mañana no hay ni un alma en las calles de este vecindario, o no había... casi me dan ganas de llorar de alivio cuando veo que alguien más entra al callejón.

— mierda.

— tsk, no te metas en los negocios de los demás— uno de los sujetos se acerca al recién llegado, y saca algo como una navaja, no alcanzo a ver bien porque no quiero recibir otro golpe. Mi corazón se detiene por unos segundos, pero él se las arregla para retorcerle el brazo al sujeto y hacer que suelte la navaja antes de darle un golpe en el estómago. ¿Estoy salvado? Mi cuerpo cae de rodillas al piso, solo por el alivio que siento.

— ¡Cuidado!— exclamó. Casi no reconozco mi voz de lo estrangulada que suena. El hombre que llego se gira justo a tiempo para detener el golpe que iba a su cara. Suspiro, sin dejar de temblar mientras escucho como la pelea sigue unos momentos más, pero ahora ya no preocupa, pues sé que las cosas están bajo control.

— ¿Estás bien?— la voz suena seria, y cuando alzo la vista, solo puedo ver si silueta extendiéndome la mano para ayudarme alevantarme.

— si... gracias— ¿ah?... esta persona es... ¡Muy alta! Casi siento que me encojo cuando estoy de pie a frente a él, con un rostro serio, y una mirada

— ¿Es tuyo?— veo que me extiende mi cartera, pero yo no puedo dejar de verle... y no con mucho agradecimiento que digamos. Aun siento miedo de la situación en la que estaba, pero esta persona no me tranquiliza más. ¿Y si salí de una mala situación para meterme en otra mucho peor? Quizá esta persona sea un asesino en lugar de un ladrón— oye...— su mano se levanta, y yo solo puedo soltar un grito.

— ¡No me hagas daño!— Exclamo, cerrando los ojos cubriéndome la cara. Esto es malo, muy malo ¿Qué hice para estar en esta situación?

— No voy a...— ¡Al diablo todo, me largo! No voy a quedarme más tiempo. Solo alcanzo a arrebatarle mi cartera y salir corriendo a la calle. Ah, maldición, debo comenzar a hacer un poco de ejercicio, no he corrido ni dos calles y ya no puedo respirar. Seria una vergüenza que me atraparan solo porque no puedo correr bien. ¿Me esta siguiendo? Cuando llego a la avenida, me giro atrás. No hay nadie.

Cuando decir "Te quiero" no es posibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora