2.- Corazón apasionado no quiere ser aconsejado.

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Mi primer encuentro con él me dejo una muy mala impresión, y no porque el fuera feo sino por lo cortante que fue. Al menos ahora ya no tengo que preocuparme por encontrármelo en la escuela o en otro lugar, yo al menos cumplí con disculparme y seguir mi vida como hasta ahora lo he hecho.

— pero que maleducado...— refunfuño cuando llego a casa. Ya, Jacey, tu tampoco fuiste muy amable que digamos. Quizá el piensa exactamente lo mismo de mi por haberme comportado así en el callejón. Creo que estoy pensando mucho, y ni siquiera sé cómo se llama.

Lo que queda de la tarde la paso solo descansando, después de todo es viernes. Quizá deba salir a dar una vuelta por la noche... sí, creo que eso hare, últimamente no he salido mucho y siento que me hace falta una salida, pero no con personas que conozca. Así que cuando son casi las ocho treinta de la noche, utilizo mí as bajo la manga.

— Sean, quiero salir— hablo apenas escucho que se descuelga el teléfono al cuatro timbre.

— ¿otra vez? Jacey, estoy seguro de que eso no es una buena idea.

— Pero estoy aburrido, y ya pasó un tiempo desde que salí— me quejo, haciendo pucheros en el teléfono, aunque sé que Sean no me ve— vamos— Sean es un amigo muy leal y uno de sus defectos, o virtudes como lo veas, es que si le ruegas no puede decir que no.

— sabes que no me gustan esos lugares.

— vamos, anda. Yo pago la primera ronda.

— Arg, bien ¡Pero que sea la última vez!— y Sean cuelga, dejándome con una sonrisa de satisfacción. A pesar de que ahora vivo por mi cuenta, soy consciente de que tengo muchos arranques de niño mimado, pero para ser honestos es difícil deshacerse de esos hábitos que adquirí desde que era un niño.

A las nueve en punto, estoy esperando afuera de un antro a Sean. Y le veo llegar, en un auto color plata y de vidrios polarizados. Sean es moreno, de cabello oscuro y ojos color marrón, también es alto pero solo un poco más alto que el promedio. Es muy despreocupado con su vida, me gusta su forma de sea aunque me gustaría que fuera más responsable con el trabajo.

— Llegas tarde.

— tenia cosas que terminar... ¿Por qué quieres que siga viniendo aquí?— refunfuña, mirando con desdén la entrada del lugar. El problema no es tanto el lugar, porque si es un bar a Sean le gustara, el problema es que de hecho es un bar gay.

— porque tú sabes mejor que yo si me conviene alguien o no— y no, no es Sean el que es gay. No me gusta hablar mucho de las circunstancias que me llevaron a descubrir que soy gay, no creo que importe mucho. Los chicos me gustan y ya.

Y quizá ese sea mi problema.

— como si me hicieras caso de todos modos. ¿Qué paso la última vez?

— eso solo fue un error.

— y lloraste por tres días cuando te diste cuenta de que era casado.

— no me lo recuerdes, por lo que más quieras— reniego, cruzándome de brazos. No soy una persona promiscua ni nada así, solo... ah, soy muy... quizá demasiado... enamoradizo o esa es la palabra que usa Sean. Me enamoro con mucha facilidad, tanto que siento que soy el ejemplo viviente del "Amor a primera vista" me basta a veces solo una mirada y una corta charla para que alguien me guste. Para mi mala suerte, enamorarse tan rápido tiene muchas desventajas, como no conocer a la persona hasta que es muy tarde.

— Si me hicieras caso mas seguido no pasaría. ¿Por qué no tienes amigos que vengan aquí en mi lugar? No estoy interesado en esto... ¿Porque hago esto?— se queja, siendo muy dramático. Yo solo me rio, avanzando para entrar.

Cuando decir "Te quiero" no es posibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora