8.-Una No Cita

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Yo había estado en lugares elegantes, de esos donde solo se puede entrar con una reservación hecha con meses de anticipación. También había estado en lugares familiares, y lugares no tan buenos. Había llegado incluso a comer en restaurantes de comida rápida que anuncian con frecuencia en la televisión. Pero nada me preparo para ese lugar, ni siquiera el restaurant tailandés al que había ido con Allan.

— ¿Glenn?— titubeo cuando llegamos. Un pequeño recibidor con una chica claramente asiática vestida de negro es la única que esta tras el podio de cristal. Parece elegante y comienzo a pensar que esto es demasiado, ¡Peor de lo que imaginaba! Mi voz sonó tan baja que Glenn no me escucho. Él es el primero en hablar cuando llegamos con la chica... ¡¿EH?! Espera un segundo ¿¡Acaso está hablando chino?!

— ¿pasa algo?

— No...— la chica abre una de las puertas de cristal oscuro que están tras de ella, y entonces sí, cualquier reclamo por el idioma se me olvida. ¡El lugar es increíble! Pero está lleno, solo puedo ver gente asiática en todos lados...

El piso de madera oscura, pulida. Las mesas colocadas a espacios considerables, al lado derecho puedo ver una barra de sushi ¡Eso es genial! Nunca había visto una más que en las películas. Quiero ir ¿podría ir?

— Jacey, por acá.

— ¿eh? Ya voy— ¿Cuándo llego Glenn hasta allá? Bueno, solo son unos pasos, pero no me di cuenta cuando entro, y yo aquí sigo parado. Una luz amarillenta llena el lugar, y hay un leve aroma a comida. Hay unas lámparas abombadas en el techo. Algunas pinturas orientales decoran las paredes y las que no están cubiertas de madera oscura y algunos vidrios, simulando ventanas. Esto es... raro. No sé si es elegante o no.

— Gracias— la chica hace una reverencia antes de regresar.

— Me gusta el lugar— a pesar de que me siento un poco fuera de onda, es la verdad. Me gusta este lugar pero dudo que vuelva a venir pronto.

— Es uno de los que más me gustan— dice, asintiendo con la cabeza.

— ¿vienes seguido?

— si... cuando puedo. Solo me quedo en la barra, es la primera vez que uso una mesa aquí— Yeii, y es conmigo.

— ¡qué bien! Estaba un poco nervioso cuando entre, parece que es algo elegante, pero solo era mi imaginación.

— A veces celebran reuniones importantes aquí— oh, vaya, eso no me ayuda mucho, aún estoy nervioso.

— espero que no hoy— me rio, pasándome una mano por el cabello en un intento de calmar mis nervios. Justo en ese momento vienen a dejarnos el menú. De color rojo en letras doradas, puedo leer lo que dice, pero no tengo ni una mínima idea de que es. Glenn ya está pidiéndole al mesero lo que quiere, en chino otra vez— Glenn... disculpa, pero no... uh, no tengo idea de que pueda pedir, y...— ah, ¿Por qué tengo que titubear tanto justo ahora?— ¿Por qué no pides algo para mí?

— está bien— Glenn vuelve a mirar el menú, y unos momentos después le dice algo al mesero, que se pone a escribirlo y luego se marcha después de hacer una reverencia ¿otra vez? Es muy raro.

— gracias. Temía pedir algo con tomate, es difícil saberlo con los nombres.

— sí.

— Hay mucha gente aquí ¿no?— comento, mirando alrededor. Glenn solo dirige una leve mirada a sus lados.

— siempre está así, es muy popular en la comunidad.

— ah... no me habías dicho que hablabas japonés— comento, he recordado casi ahora mismo que no es chino, sino japonés, y gracias al cielo que lo recordé, creo que hubiera sido vergonzoso decirlo en voz alta. Glenn se encoge de hombros.

Cuando decir "Te quiero" no es posibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora