13. Elsa.

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-Elsa

El amor duele y duele más cuándo no es correspondido. El amor duele pero te deleita en el hecho. El amor es cómo una rosa con espinas. Cuándo el amor no es correspondido duele, pero duele aún más ver a el amor de tu vida con tu amiga.

No era culpa de ella, ni de Jack. Lo nuestro avía acabado en el verano pasado. Pero yo nunca lo olvidé. Mis sentimientos por el siguen intactos desde el primer instante qué me enamoré de el. Pero el si me olvidó y se enamoró otra vez. Tal vez el no estaba enamorado de mi. Nuestro noviazgo ni siquiera duró tanto.

El verano casi acaba y para mi es una tortura seguir viéndolos juntos. Desearía qué el verano acabe de una vez por todas. Verlos caminar de la mano. Besarse frente a todos. Sonreírse Actuar cómo los enamorados lo hacen, porqué ellos están realmente enamorados. Se ven tan felices y me alegra por ellos pero simplemente no puedo soportar ver eso, ya no puedo más. No puedo seguir fingiendo delante de todo, delante de mis amigas y de mi propia hermana.

—¿Elsa?, ¿estás ahí?—la voz de mi hermana me saco de mis pensamientos.
—¿Si?—contesté.
—¿Te sientes bien Elsa?—preguntó.
—En lo absoluto, ¿porqué?—le respondí.
—Haz estado actuando muy raro, ¿segura qué estás bien?—volvió a preguntar.
—Estoy bien Anna.
—Por supuesto—dijo con sarcasmo.
—Deja el sarcasmo.
—Entonces dime qué te sucede.
—Está bien, te lo diré pero con la condición de qué no se lo cuentes a nadie—Anna me dio una mirada cansada.
—¿Me estás hablando enserio?, ¿cuándo he contado algo de lo qué me has dicho?—se qué Anna nunca revelaría mis secretos pero igual necesito qué no se lo diga a nadie más.
—Nunca pero, ¡no importa, eso no es lo importante!, hay algo qué no le he dicho a nadie—Anna me miró intrigada—yo... yo...—me interrumpió.
—Tu... tu... ¿¡tu qué!?—la miré y enarqué una ceja—ya pues, no te interrumpo más pero deja el misterio y el suspenso—rodé los ojos y seguí hablando.
—...yo aún siento... mm cosas por... Jack—cerré los ojos antes de escuchar el grito ensordecedor de Anna.
—¿¡Qué tu qué!?—gritó—¿estás bromeando verdad?—abrí los ojos y la miré inocente —¿¡verdad!?—negué con la cabeza—¡Elsa!—me regaño.
—¡Si, lo se, lo se!—suspiré—se qué debí habérselo dicho a Rapunzel antes pero no pude, es qué la veo tan feliz, sus ojos brillan y... y... no puedo Anna, no puedo hacerle eso—negué con la cabeza.
—Pero Elsa, ¿que hay de ti?, ¿qué pasa con tus sentimientos?—bajé la cabeza.
—Qué importa Anna, no importa el hecho de qué yo esté enamorada de el porqué Jack está enamorado de Rapunzel y nunca le quitaría el novio a una amiga. Rapunzel es muy especial para mi y nunca le haría una cosa tan horrible cómo esa—contesté sintiendo un nudo en la garganta.
—Tienes qué decirle antes de qué ella se de cuenta por sí sola y las cosas empeoren—ella tenía razón pero no quería hacerlo.
—Lo se, pero tengo miedo de perder su amistad—confesé.
—La perderás si no le dices la verdad, Elsa—acaricio mi cabello—siento mucho qué esto te esté pasando, cuenta conmigo para lo qué sea te quiero hermana—envolví mis brazos alrededor de su torso en un abrazo qué Anna me devolvió.
—Yo también te quiero hermanita.
—¡Hey chicas, llegó la correspondencia!—entró Rapunzel con unas cartas en su manó. Mi corazón dio un brinco, tan sólo espero qué no haya escuchado nada de lo qué dije—me llegó una carta de Eugene, ¡no lo puedo creer!—tomó la carta en sus manos y la aferro a su pecho con dulzura y emoción—creí qué no quería saber nada de mi, creí qué me avía olvidado, ¡chicas mi mejor amigo me escribió!—se veía tan ilusionada hasta sus ojos brillaban. Se sentó en su cama a abrir la carta desesperadamente.
—¿Y qué dice?—Anna se levantó de su cama; dónde ambas estábamos sentadas, para levantarse e ir a la cama de Rapunzel.
—Dice qué me extraña mucho y qué espera verme al final del verano—término con un suspiró triste.
—¿Porqué luces triste?—pregunté.
—Porqué se va acabar el verano y no las volveré a ver—su labio inferior se curvó en un puchero triste.
—¡Aw linda!—Anna la abrazó—no estés triste, hablaremos todos los días, haremos video llamadas, nos comunicaremos por las redes, nos mandaremos mensajes y más—ella asintió triste—vamos, quita esa carita, Mérida perdió una apuesta conmigo y me compró chocolates, ya debió haber llegado del pueblo, vamos—se levantaron de la cama y voltearon a verme.
—Vayan, yo las alcanzó en un segundo, perdí mi pendiente y lo buscaré—mentí.
—Está bien—Anna entrecerró los ojos en mi dirección, yo sólo me encogí de hombros y ellas salieron de la cabaña.

Summer LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora