Epílogo

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Punzie

—¡Wohoo!—gritó mientras saltaba dentro de la piscina, salpicando agua por todas partes.
—¡Eugene!—Anna y Mer se quejaron mientras el agua les salpicaba. Me reí, menos mal estaba lejos de la piscina.
—¡Yeyyy!—exclamó Eugene cuándo salió a la superficie. Apartó su mojado cabello del rostro dejando ver una gran sonrisa. El estaba tan emocionado cómo un niño pequeño en una juguetería o una dulcería. Eugene no era de esos chicos qué se emocionan mucho y por todo, pero cuándo de una piscina se trataba se comportaba cómo un niño. Sonreí feliz ante el comportamiento infantil de mi mejor amigo. Mi mejor amigo me alegraba el día. No se qué sería de mi sin el. Es decir si no lo tuviera mi vida fuera un tanto aburrida. Porqué aunque tengo a las chicas, no es lo mismo, Mer y Anna viven muy lejos. Y aunque con Ariel me la pasó estupendo definitivamente no es lo mismo.

Todos estábamos disfrutando el momento. Kristof y Eric; el novio de Ariel, avían preparado una barbacoa. Ariel parecía un pez, casi ni se salía de la piscina. Anna decidió meterse en la piscina y empezó a jugar con Ariel; infantiles ¿cierto?. Mérida estaba qué no se despegaba de la barbacoa.

—¿En qué piensas?—estaba tan sumergida en mis pensamientos qué no me avía dado cuenta qué Eugene estaba sentado juntó a mi.
—En lo maravilloso qué es estar con mis mejores amigos—me dio una sonrisa tierna.
—Aww tan tierna tu—reímos—¿no te meterás a la piscina?—preguntó.
—Dentro de un rato—alzó una de sus gruesas cejas—¿qué?
—Eso es más un no, qué un sí—reí.
—No...—alargué—es un: dentro de un rato—me burlé.
—Vamos a la piscina.
—Más tarde voy.
—Ahora.
—No.
—Sí.
—Eugene...
—Rapunzel...
—No empieces algo qué no puedes terminar—le dije de manera retadora.
—¿Así?—sonrió con malicia y me cargo en sus hombros al estilo "costal de papas".
—Eugene, ¿qué vas a hacer?—cuándo vi qué caminaba a la piscina empecé a retorcerme cómo una lombriz—¡baja me!, ¡Eugene baja me ahora!—exclamé sin dejar de moverme.
—Bien, lo haré.
—¿Enserio?
—Sí.
—Bueno baja me—a penas dije esas palabras me bajó, sí me bajó o bueno más bien me lanzó, me lanzó a la piscina—¡oh muchas gracias!—exclamé en tono sarcástico a penas salí a superficie.
—De nada—dijo con una pequeña sonrisa para luego lanzarse de bomba a la piscina.

Unos minutos después nos estábamos salpicando agua, hablando de infantiles. Mérida estaba comiendo. Ariel y Eric jugaban con una pelota. Anna y Kristof estaban sentados; abrazados, en una silla de playa. El le decía algo y ella soltaba risitas. Se ven muy lindos juntos. En eso Mérida les lanzó una pelota de tenis; qué ni idea de qué hacia ahí, cayó en la cabeza de Anna.

—¡Hey!—Anna se sobó la cabeza mientras Mérida reía.
—Ups, fue un extraño accidente—dijo reprimiendo una carcajada.
—Sí, claro.

Todos reímos.

Entró una de las señoras de servicio para avisarme qué avía alguien afuera qué quería verme. Tomé una toalla y me seque. Me puse un vestido pues no saldría en bikini a recibir a una persona.

—¿No te dijo su nombré?—pregunté mientras caminábamos a la entrada.
—No señorita, sólo dijo qué debía hablar con usted urgente.
—¿Y no le preguntaste su nombré?
—Me dijo qué eso no era importante, al parecer usted lo conoce, según lo qué me contó—la miré confundida.
—¿Dices qué es un joven?
—Si, muy apuesto y...—no término de hablar cuándo abrí la puerta. Me encontré con la persona a quién menos esperaba ver por aquí.
—¿J-Jack?—pregunté en un susurró.
—Rapunzel—parecía estar feliz de verme y yo... yo estaba aturdida.
—¿Cómo?... ¿cómo es qué estás aquí?, ¿cómo llegaste?—no lo podía creer, el estaba ahí frente a mi, esto debía ser un sueño, ¿verdad?, Jack no estaba frente a mí ¿o sí?—esto... esto debe ser un sueño—me tape la cara y negué con la cabeza, sentí qué apartaron mis manos del rostro y pude verlo ahí, tan cerca de mi. ¿Era real?, ¿era esto real?, me dedicó una dulce sonrisa y segundos después me atrajo a su pecho y me abrazó. Se sentía tan real, si esto era un sueño, por favor, no quería qué nadie me despertará. Se separó un poco para verme con esa sonrisa qué tanto me gustó desde el principió.
—Es real, soy real y estoy aquí para recuperarte.
—¿Porqué?—pregunté en un hilo de voz; no me avía dado de cuenta qué estaba llorando, hasta ese momento en qué mi voz se quebró.
—Porqué te amo—entonces no resistí más, yo lo necesitaba, lo extrañaba y también lo amaba. Lo atraje más a mi y me abracé a el; por la cintura. Rompí en llanto, el limpiaba mis mejillas mientras más lágrimas caían.
—¿Porqué lloras?—me alejé un poco de el para verlo a los ojos, esos hermosos ojos azules qué tanto me encantaban.
—Porqué yo también te amo—Jack me tomó del rostro y me besó. Me besó con tanto amor, qué sentí cómo si estuviésemos flotando hacía otro lugar. Un lugar de felicidad, en dónde nadie se interpondría en nuestro amor, dónde seríamos felices por siempre. Y aunque me encantaría qué existiese ese lugar, no lo necesitaba para ser feliz juntó a Jack. El me ama y yo lo amaba a el, eso era más qué suficiente para ambos. Juntos podríamos vencer cualquier obstáculo en el camino.

Summer LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora