Eran las 11 de la mañana, los rayos de sol entraban por la ventana de Tam dándole en la cara y despertandola. Miró el despertador y bajó a desayunar, pero para su sorpresa Mía estaba en su casa.
-Ey Mía, ¿que haces aquí?- le reguntó Tam extrañada.
¿CÓMO QUE QUE HAGO AQUÍ TAM?- le dijó Mía casi gritando con una sonrisa en la cara -¿NO SABES LO QUÉ PASA EN 5 DÍAS?-
-Tam intentaba recordar que pasa dentro de cinco días, pero nada, no se acordaba, hasta que, oh mierda.
-JODER MÍA QUE CASI SE ME OLVIDA- le dijo Tam mientras se bebía el resto de la leche de un trago- Joder, que Nico se nos hace grande, tenemos que ir a comprarle el regalo ya, que solo quedan cinco días, CINCO DÍAS.
Tam agarró a Mía del brazo y subieron corriendo hasta su habiitación para que se cambiara. Mientras Tam se estaba vistiendo Mía le soltó la pregunta que más miedo tenía a que le hiciera.
-¿Qué pasó anoche?- le dijó Mía mirandole con los ojos llorosos.
-Tranquila, no paso nada malo- le dijo Tam intentando tranquilizarla con una sonrisa.
-No me digas que no pasó nada Tam, dime la verdad por favor- le dijo Mía mientras una lágrima descendía por su mejilla.
-Pues que te bebiste una botella entera tu solita, cosa que nunca bebes, y después te lleve a casa, bueno llevamos, Hector me ayudó- le dijó Tam mientras se abrochaba los pantalones.
-¿Hector?- le pregunto Mía mientras ponía su mano en su frente y dejaba la cabeza apoyada en esta.
-Es que te tengo que contar muchas cosas- le contesto Tam sentandose al lado de ella en la cama- pero ahora vamos que si no no llegamos a comprarle el regalo a Nico.
Tam y Mía se levantaron de la cama, bajaron las escaleras y salieron de la casa cerrando tras de sí la puerta. Llevaban caminando más de cinco minutos, y ninguna de las dos había tenido el valor de pronunciar una palabra, hasta que Tam decidió comenzar la conversación que tarde o temprano tendrían que tener.
-¿Te acuerdas del tipo del callejón?- le preguntó Tami mientras giraba su cabeza para mirar a Mía a los ojos.
-Sí, Hector, el que me llevó anoche a casa y te salvó a ti de ir con unos tipos de mierda- le contestó Mía todavía con la mirada al frente.
"Mierda, sabe quien es, bueno, se lo iba a terminar diciendo" pensaba Tam para ella, "pero me dirá que le deje, que no es bueno, que pase de él, y eso me destruira más de lo que estoy, además no somos nada ni lo seremos, él me lo dijo." se repetía una y otra vez.
Los segundos pasaban, y el silencio volvía a inundar la calle por la que caminaban, pero esta vez fue Mía quién decidió continuar con la conversación que tarde o pronto tendría que tener.
-Yo creo que no es como aparenta serlo, en realidad, es como tu y yo, sólo que quiere aparentar ser fuerte para que nadie le destruya.- dijó Mía dejando alucinada a Tam -Pero no me acuerdo de todo lo de anoche, asi que me vas a empezar a contar que traeís entre las manos, por que no creo que fuera casualidad que os encontrarais en el parque y nos llevará a casa.
Mía tenía razón, bueno, por una parte sí pero por otra no, es decir, si que si habían encontrado por casualidad cuando Tam estaba tirada en la calle, aunque ahora que lo analizamos bien, ¿fue una casualidad que pasará por allí o no?, bueno, la cosa es que encontraron, llevó a Tam con Mía y luego las llevó a su casa.
-Es que no se por donde empezar...- dijó Tam mientrsa dirijía su mirada al suelo.
-Prueba por el principio, suele ser lo mejor.- le contest´Mía dirijiendo por primera vez la mirada hacia Tam.
-Esta bien...- le contesto Tam mientras volvía a levantar la mirada para encontrarse con la de su amiga.- después de ese día en el callejón, todos los día volvía a ir por ahí, no se, ese chico de unos 17 años no paraba de rondar por mi mente, su ronca voz se repetía como un eco en mi cabeza, necesitaba volver a verle, pero los días pasaban y no había ni rastro de él, hasta que apareció aquel día que estaba enferma- le dijo Tam haciendo las comillas con sus dedos cuando dijo la palabra enferma.
-No lo entiendo- le dijo Mía mientras repetía el gesto que acababa de hacer Tam de las comillas.
-Pues que ese día Hector apareció y me preguntó que por que iba todos los días por ese callejón, si antes nunca iba, y le dije que por él, entonces me hizo llamaros para que no os preocuparais de que no fuera con vosotros diciendoos que estaba enferma y me metió en su coche.- le dijó Tam mientras paraba para coger una bocanada de aire.
-¿Y fuiste con él en su coche? ¿No tenías miedo?- le preguntó Mía intrigada.
-No me quedaba otra, y no, no tenía miedon al revés, me sentía segura, aunque quería que supiera que estaba enfadada y no le diriji apenas la palabra, pero cuando me llevó a mi casa iba a salir del coche y el me agarro y me besó, y después me dijó que me olvidará de él, que no iba a pasar nada entre los dos.- le dijó Tam mientras las lágrimas comenzaban a descender por su mejilla.
En ese mismo memento Mía cogió du brazo y le remango la sudadera, como hbaía hecho Hector el día anterior, Mía conocía demasiado bien a Tam, sabía todo de ella con tan solo una mirada, Tam dirigió la mirada hacia Mía y se bajo la sudadera.
-Esa noche fue cunado me llamaste, estabas borracha, llorando, me preocupe mucho, tu no bebes- le dijó Tam mientras más y más lágrimas comenzaban a desdender por su cara. - lo más rápido que pude me cambien y fui corriendo a el parque que me dijiste, pero me tropece y me torci el tobillo y no podía ni ponerme en pie, estaba tirada en medio de la calle, llorando, con el tobillo torcido, pegando puñetazos al suelo, y de repente apareció él, como si supiera lo que estaba pasando, como si fuera mi héroe.
*************************************************************************************** Hasta aquí llega el capítulo 10, y aunque quería que Nico tuviera más protagonismo tampoco lo he metido mucho, pero ira apareciendo cada vez más. Ah, por cierto, no sé si el capítulo os gustara o no, o si lo leereis o pasareis de él, pero se lo quería dedicar a un gran amigo, un rubio muy especial y guapo, Pablo, es para ti.
ESTÁS LEYENDO
-Lo inesperado-
Teen FictionElla; Tam, una chica buena, que nunca haria nada peligroso o imprudente, hasta que lo conoció. Él; Hector, un tipo peligroso, de los que todos recomiendan mantenerse alejado, hasta que la conoció. El complementaba la actitud de chica buena de ella...