2: Encierro

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"¿Quién eres tú? ¿Quiénes son ellos? Te observo. Desde las sombras seguiré tus pasos. Me ocultaré de tu mirada y caerás en desgracia. Lloraras por el ser que amas. Olvidaras tu gran hazaña."

"Vendrás por mí o tu familia se ahogara en las penumbras del mañana."

"Ven a mí, yo sé por lo que pasas. Consolare tu sufrimiento de aquellos que te proclaman, la importancia de tu bienestar es lo que me induce a contactar con la más sabia."

Ni una inicial. Ni un remitente. Algo que logrará descifrar al autor de dicha nota. La inquietud me consumé con lentitud preguntándome de quien se trataba.

¿Cómo llegó la nota a mis manos? ¿Será algún sirviente de esta enorme morada? Podría ser Sylvia, una broma de mis hermanos.

El desasosiego en mi pecho no cedió, se mantenía presente en todo momento.

–Adelia, señorita Adelia ¿Le sucede algo? –preguntó Sylvia con el semblante de preocupación. –Se ve pálida. Sería pertinente que llamara al médico de la familia –sugirió.

De inmediato interrumpí su cometido –No. No se preocupe Sylvia. Estoy bien –aclaré.

–Le traeré el desayuno a la cama –informó marchándose de mi habitación.

Preferí no abrumarme por la extraña y desconocida nota, de seguro fue escrita por algunos de mis hermanos.

Las horas pasaban con lentitud, por mi escasa salud no tengo permitido salir de casa, por lo que, durante toda mi vida no he presenciado el mundo exterior. Las grandes habitaciones, los extensos pasillos, los amplios jardines, ha sido mi mundo.

Yo Adelia Ruttingill, hija del vizconde Alfont Ruttingill, he padecido del encierro de una esclava por quince años. Los conocimientos que he adquirido son falsos, anhelo descubrirlos por mis propios medios, ese deseo jamás lo cumpliré. Vivó entre paredes que no tengo permitido cruzar. Si doy un paso fuera del terreno de la propiedad los guardias me detendrán.

Reprimida por las órdenes de mi padre caigo en la desesperación y mi rebeldía me domina, a veces, es inaceptable la condena que he sufrido a lo largo de mi vida.

La única distracción que tengo es jugar con mis hermanos y a las afuera de mi habitación me lo encuentro con una nota en sus pequeñas manos. La elegante caligrafía la reconocería en cualquier lugar, sé que no fue mi hermano de siete años quien lo escribió, fue la misma persona de la primera nota. El mensaje en si me ha sorprendido. No lo comprendí.

"¿Quién eres tú? ¿Dónde está la verdadera Adelia?"

El Secreto De AdeliaWhere stories live. Discover now