–Los lamentos de mi alma han sido testigo de tus amenazas –recalcó Hadrien detrás de mi espalda.
Mi respiración se detuvo por un segundo, incapaz de girarme y mirarlo a los ojos intenté defenderme pero ¿Qué debía decir? He profanado la tumba de nuestra madre porque la extraño. Es algo bastante absurdo y difícil de creer para una persona cuerda. Me tacharían como alguien sin cordura y lo más probable es que terminen llevándome a un manicomio.
–No logro convencerme que nuestra madre se ha marchado de este mundo –aclaré intentando protestar ante mi actuar–. Quería despedirme de ella ya que no lo hice en su funeral.
En mi defensa eran palabras bastantes creíbles y convincentes, de gran magnitud ante la profanación de una tumba, la cual era un delito si me encontraban, para mi desgracia o fortuna fue mi propio hermano mayor el que lo hizo.
Al no obtener una respuesta volteé para saber porque permaneció tanto tiempo en silencio, para mi sorpresa no lo encontré por ningún lugar, tal vez este oculto lejos de la luz de mi lámpara pero sería extraño, ya que en ningún instante escuché sus pasos, pensándolo mejor tampoco lo escuché acercarse.
No tenía tiempo que perder, si Hadrien fue a buscar al centinela del lugar debía darme prisa, lo más sencillo era abrir el ataúd lo difícil era cortarle la cabeza a mi madre; saqué el machete que até detrás de mi espalda en una bolsa que hice con la tela de mi sabana exponiendo el filoso acero fuera de su funda de cuero, mi reflejo se posó en la hoja y contemplé mi miedo, era tiempo de ver el cadáver de mi madre y realizar mi cometido.
Al correr a un costado la tapa del ataúd una calma surgió desde el fondo de mi alma, Amelia aún conservaba su angelical rostro sin vida y sin sangre en sus mejillas aunque nada impidió que el fétido olor a pudrición se colara en mis fosas nasales, anestesiada por el horrible olor que me obligó a realizar el corte lo más rápido posible, sin antes preguntarme ¿Por qué estoy haciendo esto? Porque quiero tener un recuerdo de mi madre, no me basta con un simple objeto, tenía que ser una parte de su cuerpo.
Posé el filo del machete en su inmóvil cuello mientras contuve la respiración y presioné con todas mis fueras para cortar cada ligamiento, cada músculo, cada arteria llegando al hueso.
Una de las modalidades por la que no sentí remordimiento en lo que hacía fue porque Amelia estaba muerta, descansaba en paz junto con el millar de muertos que yacían en el cementerio.
Esa noche nadie me interrumpió cuando sostenía la cabeza decapitada de mi madre en mis manos, contemplándola con satisfacción, como un tesoro de gran valor que he encontrado en una expedición.
Desde lo más recóndito de mi alma he hecho una promesa que estoy dispuesta a descubrir pese a cualquier inconveniente: Descubriré al asesino de mi madre, no importa si expongo mi vida al peligro, ni cuantos años me tome encontrarlos pero conseguiré hablar con él y cuando lo encuentre lo asesinaré con mis propias manos.
**********************Desde aquí en adelante algunos cap los publicare en privado, en otras palabras sólo mis seguidores podrán leerlo.
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El Secreto De Adelia
Misterio / SuspensoUn secreto que jamás debe salir a la luz. Un sueño inexistente y una verdad hiriente. Adelia intentara encontar al culpable que arremetio contra su paz, sin embargo, nunca se imagino que ese seria el peor error de su vida. ¿Quién es quié...