Cena

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Kagome:

Bailar con Sesshomaru fue la cosa más linda que he hecho en mi vida. Me hace sentir segura con tan solo tenerme en sus brazos. Su voz haciendo corro con la canción, yo igual.

Me sorprende que aun sigamos bailando y cantando. Nunca pensé que Sesshomaru fuera del tipo de personas que supiese cantar. O romántica para el caso.

-No sabía que cantaras –le dije.

Él se encogió de hombros -: Solo estoy tratando. Ignora los gallos que salen en cada estrofa.

Comencé a reír. Ahora que lo pienso no he dejado de sonreír desde que regrese del hospital. Y todo gracias al hombre que esta frente a mí. Es la cosa más extraña pero linda al fin de al cabo.

Observo su rostro y noto que solo me está mirando, no pide nada.

No puedo evitar el salto que da mi corazón. Lo siento trepar por mi garganta.

Me pongo de pintillas y acerco nuestras bocas, nuestros labios se rozan al principio pero no estoy conforme. Comienzo a llevar el beso a un grado más alto, más hambriento. Siento como Sesshomaru me toma de las caderas con más fuerza y como una de sus manos baja hasta la curva de mi trasero, su tacto se siente caliente y siento que me quema.

La sangre me hierve y siento que las rodillas me fallan. Me siento desmayar y eso que solo nos estamos besando.

Me pregunto cómo será si llevamos a algo más.

Su lengua esta empujando mis labios y le doy luz verde al entrar en mi boca. Nuestras lenguas se enredan y bailan entre sí, doy un gemido ahogado y un pequeño brinco.

Quiero estar más cerca de él.

Enredo mi pierna derecha sobre su cadera y él toma mi pierna para enganchar más cerca, es como si impidiera que me caiga. Mis manos van asía atrás de su cabeza, enredo los dedos en su cabello.

Puedo sentir como Sesshomaru comienza a mover las caderas asiendo que su abultado miembro choque contra mi intimidad.

De repente siento que mi cuerpo es impulsado asía arriba y mis dos piernas están enganchadas a su cadera. Sesshomaru comienza a caminar y siento como deja que su cuerpo caiga sobre el sofá.

Ahora estoy sentada a horcajadas sobre él y no me importa lo poco discreto que estamos siendo.

Bueno no es como si alguien fuera a llegar y atraparnos haciendo algo ilegal. Vivimos solos y no es como si le estuviéramos haciendo mal a alguien.

Siento como sus manos viajan por mi espalda debajo de mi blusa. Se siente más intenso que aquella vez en la cocina.

Ambos nos separamos por falta de aire. Estamos jadeantes y con los labios rojos e hinchados.

-Perdona –dice él sin dejar de ver mis labios y tratando de recuperar el aire -, no pude –traga -, detenerme.

Su sinceridad hace que mi hambre por él se incremente y vuelvo a atracar sus sabrosos labios.

Me levanto solo un poco y me aferro a su cuello, mis caderas comienzan a hacer movimientos mientras que el acaricia mi trasero.

Oh dios santo esto se siente genial. No quiero parar. Pero aun no recupero el aire que me faltaba y eso hace que me vuelva a separar de él.

Caigo sentada sobre sus piernas y su erección choca con mi centro. Dejo salir un jadeo y él un gruñido.

Me siento poderosa, avergonzada y tonta. Todo a la vez.

ÁMAMEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora