Seshomaru: Mia

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Sesshomaru:

He encontrado un grupo de control de ira en el campus de la universidad.

Obligue a Miroku a entrar con migo. Lo forcé por que no quería sentirme un bicho raro.

El capitán de futbol de la universidad Machida es quien lo representa. Hice un tés para ver que tan grande es mi problema: salió con un alto porcentaje pero termino siento tolerable. Yo mismo puedo controlarme, pero aun así me tengo desconfianza.

Argumente que tengo problemas con mi hermano y que sería capaz de matarlo y con eso me dieron autorización de asistir cuantas veces quiera.

Y aquí estoy, en pleno campo de futbol sentado en el pasto haciendo meditación mientras siento como Miroku babea mi hombro. Genial, ahora soy su almohada personal. Tendré que tomar un largo baño para sacarme de encima su baba.

Es medio día y el clima es bueno. Pero meditar solo me hace pensar en Kagome y en cómo nos atraparan la noche de la cena mis padres.

Papá grito desde el otro lado de la puerta del estudio –muy sutilmente- que nos consiguiéramos una habitación. Kagome parecía faro cuando termine de besarla. Honestamente quería subir esa falda suya y hacer a un lado sus bragas pero no se lo daría así. Di mi palabra. Poco a poco.

Cuando salimos del estudio papá pasó a mi lado y me entrego un condón. Viejo metiche.

Maáa se llevo a Kagome a su habitación y no sé de que hablaron pero cuando salieron ella se sonrojo cuando me miro, parecía más relajada y eso me dio seguridad.

-¡Tachibana Miroku! –Grito Machida con una cara de demonio -¡Despierta!

-Se supone que estamos en control Machida –le dijo.

-No quiero escuchar eso del nuevo.

-Okey–coreo junto a Miroku.

-Bien la sesión ha terminado. Recuerden controlen su temperamento –dice poniéndose de pie y tomando sus cosas.

Siempre tan directo.

-Hey Sesshomaru, no me has dicho como van las cosas entre Kagome y tú. –pregunta Miroku estirando los brazos sobre su cabeza, el muy hijo de puta.

-¿Qué te importa? –contesto sin mirarlo mientras camino. Ignóralo Sesshomaru, solo ignora a tu mejor amigo.

-Anda, cuéntame, por fa, cuéntame –que fastidioso es cuando se pone en ese plan. Me cuesta creer que quiera ser medico siendo tan infantil.

-¿Nunca te callas?

-Nunca.

-¿Por qué demonios te interesa tanto? –lo miro con la misma mirada acusadora con quien miro a mis enemigos.

-Porque me gusta.

¿Okey acabo deFF escuchar a mi mejor amigo que le gusta mi chica? Si es así, que esté listo para ser ejecutado. Si tuviera una Katana lo estaría ya partiendo en dos.

Me dan ganas de saltarle encima y golpearlo.

Sabía que Miroku es un descarado mujeriego reformado –todo a su loca novia -, pero ¿admitir que le gusta mi chica, mi mujer? ¿Quién se cree este tipo?

-¿Te gusta? –trato de que mi voz salga con normalidad, pero sale más forzada que nunca.

Vamos Miroku, vuelve a decir en mi cara que te gusta mi mujer, vamos te reto, dame una razón para romper tu cara de niño bonito.

ÁMAMEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora