ÁMAME

SESSHOMARU: TE GANE

-ESCUCHA-

<---- burn it down de LINKIN PARK

ADVERTENCIA

El contenido de este fic's es para mayores de edad, si no lo eres y te gano el gusanito de la curiosidad se te informa que no me ere responsable. Por favor da marcha a tras. Gracias.

LAS ADORO CHICAS.

Por cierto ¿alguna sabe dibujar?

Sesshomaru:

¿Por qué tuvo que regresar?

¿Por qué hoy precisamente?

Se de antemano que Inuyasha no tiene sentido común. ¡Pero esto es una locura!

Su sola presencia afecto la salud de Kagome.

La pobre esta agotada después de ese ataque de asma.

Con cuidado la coloco en la cama de mi ex –habitación. Nuestros hijos y el perro nos siguieron y ahora los pequeños están viendo a su madre dormir.

Sango y Miroku abren la puerta y miran la cama con preocupación.

-¿Cómo esta? –pregunta Sango.

-Se quedo dormida –contesto, aparto mechones de cabello del rostro de Kagome, me acomodo a su lado en la cama y beso su cien.

Ella suelta un suspiro y se acomoda más cerca de mi cuerpo. Siempre buscando la calidez de mi cuerpo.

Ella es tan cálida.

Y pensar que estaba a punto de perderla, sus ataques son peligrosos, pero también ya tenía tiempo que no sufría uno. Tenía años de no sufrir un ataque.

Entonces mi sangre hirvió al recordar la causa. Inuyasha.

Siempre él, siempre tratando de acabar con Kagome.

De una forma otra, siempre trata de hacerle mal.

Reprimo mis ganas de bajar y matarlo, pero no echare años de control de ira a la basura. Me costó demasiado bajar mis niveles de ira. Me he controlado pero no soy un santo. Hay ocasiones en las que quiero usar mi Katana y partir todo por la mitad. Pero después pienso, trasquilo Sesshomaru, no quieres ir a la cárcel. Bueno dicen que el sexo en prisión en visitas conyugales son buenas. Pero no, no echare mi vida a la basura.

Los niños comienzan a trepar a la cama. Rin esta recargada en la cabecera y Kyoya se recargo en la pansa de su mamá. Su oído en su estomago. Acaricie su cabello y lo sentí relajarse.

Yo también comenzaba a relajarme, pero mis sentidos se activaron cuando vi las patas del perro trepar a la cama. Oh no, no en mi presencia.

-Miroku saca al perro –le pedí.

-No... -Rin protesto, por error la mire un poco furioso, mi niña agacho la cabeza y evito mi mirada.

-Rin, princesa, el pelo del perro le hace daño a mamá, ¿recuerdas que el Tío Miroku te lo explico? –trate de que mi voz fue tan dulce como la de Kagome. Por desgracia no salió parecida pero si reconfortante.

Rin me miro y se enjuago las lágrimas, asintió con mucha emoción.

-Miroku, yo saco al perro –dijo Sango, tomo al perro por el collar y salió de la habitación. Ella siempre tan sutil.