Kagome.
Llevo tres días custodiada en esta habitación. Dijo custodiada por que así me hacen sentir.
Creo que la señora Tachibana cree que me suicidare a la primera oportunidad que me den. Tal vez no sea mala idea, o eso pensaba hasta ayer.
La señora Tachibana aparte de ser una enfermera excelente, es psicóloga, una muy buena desde mi punto de vista. A hablado con migo desde que me entere de la perdida de mi bebe. Ella dice que mi bebe no estaría feliz de encontrarse con su madre del otro lado de la luz, y creo tiene razón. A él o a ella no le gustaría darse cuenta que su mamá es una cobarde que se dejó ganar por el recuerdo de su perdida.
También me a echo ver la espantosa realidad de que no puedo borrar la existencia de mi enemigo mortal. El padre de mi hijo. Inuyasha Taisho.
Lo odio tanto que me cuesta creer que en un momento lo llegue a querer. Por las noches su rostro perturba mis sueños y su voz me taladra la cabeza. El primer día pedí que me sedaran todo el día y la noche. No podía soportar sentirme tan bacía, basura, y tan herida.
Cuando desperté los padres de Inuyasha estaban cuidando de mi sueño y Sesshomaru durmiendo en su incomoda silla. Me conmovió el corazón tenerlos para mi ahí.
Como dije la señora Tachibana ha trabajado con migo. Dice que es bueno sacar todo lo que tenga dentro. Estoy trabajando en eso, pero es muy doloroso.
Sesshomaru no se separa de mi lado. Hasta llega a ser un poco sobreprotector cuando quiero ir al baño sola.
Gracias a todas las deidades a las que rece, mañana me darán de alta. Regresare a casa, ordenare un poco, tirare la ropa de ese hombre a la basura, limpiare la cómoda a lado de mi cama, la adornare con la única imagen de mi huevito en un hermoso marco. No puedo esperar para poder salir de aquí. No lo dijo por ser mal agradecida con las atenciones de los Tachibana y los Taisho pero no me gusta sentirme atrapada.
-Lo que estés pensando absolutamente no.
La voz áspera y recriminatoria de Sesshomaru me hace dar un salto en mi cama. Lo miro y él ya no está mirando su portátil, me mira a mí con sus lindos ojos helados que no abandonan mi sueño desde hace tanto tiempo.
No Kagome. No.
Piensa bien, es verdad que su presencia te perturba pero es porque le tienes miedo, no te confundas.
-Quiero ir a casa –le dijo evitando su mirada que me incomoda.
-Iras cuando tengas que ir.
-Eres malo –le hago un puchero por qué es lo único que ha dicho desde que desperté hace cinco horas- ¿Qué estás haciendo? –quiero ver así que estiro mi cuello, pero no veo.
-¿Quieres saber? –enarca su ceja derecha y me muestra una risa picara que hace que quiera sonrojarme, lo probable es que lo logre, pero estoy aun pálida así que no debe de notarse ¿verdad?
¿Quiero saber?
Sí, sí quiero.
Trago la poca saliva que tengo, respiro lo más profundo que mis pulmones me permiten y lo enfrento. Lo miro directo a los ojos y asiento con la cabeza.
-Hago un contrato de renta –contesta volviendo a enfrascarse en su portátil.
-¿Renta? ¿Piensas rentar? ¿Tú?
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ÁMAME
FanfictionEsta historia no es plagio, Ámame fue una historia que compartí con otras lindas personitas en otra pagina bajo otro nombre de usuario (UsaharaYui), si tengo la suerte de que alguna de esas lindas personitas anden por aquí, quisiera aclarar el punto...