capítulo 1

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La fría sensación de la cuchilla por mi muñeca, que a su paso comienza a fluir mi sangre...
Una sensación que no puedo olvidar, no me pude contener. Mi cuerpo cuerpo me exige cada vez más.

- ¡Vanessa! ¡¿Por qué lo haces?! - los gritos de Alexa me hacen sobresaltar dejando caer la cuchilla. - Me dijiste que no lo ibas a volver a hacer - llora poniéndose de rodillas frente a mi tomando mis manos.

- Lo siento... Pero no puedo olvidarlo - respondo llorando, tratando de evitar su mirada - todo es mi culpa, necesito desahogarme.

- Ya, tranquila - me abraza sin importarle que la manche de sangre - no tienes que preocuparte, él ya no te hará daño, y si vuelve no lo permitiré. Tienes que entender que no sabías que eso iba a suceder. No fue tu culpa.

-  Pero, es que no puedo olvidarlo, casi siempre sueño con él y en el accidente siempre veo su rostro ... ¡Murió en mis brazos! - termino ahogándome en un sollozo. La abrazo con todas mis fuerzas, no quiero separarme de ella.

- No pienses en eso. Cierra ese capítulo... Ya todo paso; ven vamos a curarte. Que bien que llegue a tiempo que te cortaras más veces - lo ultimo lo murmura para ella. Me toma delicadamente del ante brazo levantándome y dejándome sentada en la tapa del inodoro. - ¿Sabes? Mañana es viernes y me preguntaba. ¿Qué tal vez quieras salir conmigo y Max? Para que te despejes un poco - agarra unas vendas y alcohol del botiquín .

- No lo se...

- Casi nunca sales; pero vamos, quiero divertirme un poco contigo - retengo la respiración y cierro los ojos cuando pasa un algodón con un poco de alcohol - tienes que disfrutar y olvidarte de todo eso.

- Lo sé, pero no tengo ganas de salir. Lo sabes - le refuto tratando de evitar seguir con el tema.

- Buenos,  mañana en la noche vamos a salir y no acepto un no como respuesta, no te puedes quedar aquí  comiendo y viendo televisión todos los días - masculla terminando de vendarme la muñeca. - Necesitas tomar un poco de sol cariño, estas muy pálida.

- Per...

- ¡Que no! - me interrumpe apuntándome con el dedo. Me toma por los hombros haciendo que no pueda apartar mi vista de ella. - ¡Mañana vamos a salir con Max!, fin de la discusión.

- ¡Bueno, ya! - me rindo levantando las manos en forma.

- Muy bien. ¿Sabes? - me sonríe un poco pensativa. - Tengo algo perfecto para ti, además... ¿Tienes idea de dónde está Max?

- Ni idea - niego. Me levanto, agarro todo lo que usó y lo boto en la basura. - Pero debe estar con alguna chica - reanudo.

Se carcajea un poco y sale del baño. - ¡Es lo más seguro!.

Me rio internamente, el sentimiento de culpa comienza comienza a inundarme nuevamente, haciendo que mi vista caiga en mi muñeca recién vendada.

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Alexa me convenció de ver una película en mi habitación. 

- Ya llegue - comenta entrando a la habitación  moviendo la taza con las palomitas en ella. Se sienta a mi lado y apaga la lámpara que se encuentra a su lado

- No... Sigues en la cocina - comento con sarcasmo.

- Mala - me responde sacándome la lengua.

- Infantil - murmuro y pongo a reproducir la película.

-¿Qué dijiste? - pregunta de manera acusadora y entre cerrando los ojos.

- Nada, mejor veamos la película... Recuerda que debemos levantarnos temprano para ir a la universidad  - le recuerdo.

- Lo se, no me lo recuerdes - viéndome mal.

Terminamos de ver la película y cada una se fue a su habitación.

Ya acostada en mi cama boca arriba el insomnio me ataca. Sin percatarme comienzo a tocar las cicatrices notorias en mi muñeca, cada vez que las veo... Recuerdo todas las veces que me descargado conmigo misma. Pero debo ser fuerte por Alexa y Max, son las únicas personas que siempre me apoyaron, y más cuando sufrí aquel accidente donde quede en coma por unos meses...
Cuando desperté me dieron la peor noticia de mi vida. Él ya había muerto y no pudieron hacer nada. Fue mi culpa.

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En la mañana me vestí con un jean negro un poco desgarrado por las piernas, una camisa de botones de cuadros rojos hasta las muñecas para que no se note mucho la venda y mi otra muñeca con las mismas marcas notorias, unas zapatillas blancas que llegan hasta el talón; me peine con una coleta alta. Ya estaba esperando afuera para que Alexa aparezca para ir juntas a la universidad.

- Oye Vane, ya vamos que estamos llegando tarde - me advierte llegando entrando directo en su auto.

- Yo no soy la que tardó; llevo como diez minutos aquí - subiendo al asiento del copiloto.

- Lo siento, ¿si? Pero siempre me quiero ver bien - sólo me dedica una mirada y comienza el camino.

Los días más largos de mi vida son en esa institución, soportando miradas de repudio o lástima cuando notan mis cicatrices.

Los traumas del pasado (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora