capítulo 10

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No pude dormir en toda la noche, ni se a que hora llegó Alexa. Me quedé petrificada entre mis sabanas en la oscuridad de la habitación.


Veo la hora y son las cinco de la mañana; es mentira que podré seguir durmiendo. Me levanto despacio y camino al baño, me veo horrible. Tengo una gigantescas ojeras, me lavo un poco la cara y busco la ropa que me pondré para ir  a la universidad.

Cuando termino de estar lista, voy a la cocina y me preparó unos waffles con la mezcla que quedó ayer. Me sirvo uno solo y el resto se los dejo a Alexa para que desayune, no se levantará en un buen rato.

Al terminar de comer, limpio todo lo que use. Camino a mi baño y me cepillo mis dientes, y no puedo evitar mirar mis ojeras. Será mejor que las cubra con un poco de maquillaje.

Voy a la habitación de mi amiga y esta totalmente dormida en la desordenada cama. No creo que se levante para ir clases. Agarro las llaves de su auto y me voy yo, llegaré temprano este día.

*

La mañana me paso muy lenta, pero ya estoy en la cafetería en mi hora de descanso, sentada en una de las mesas que da directo a al campus. Max tampoco se presentó hoy. 

- Pero miren a quién tenemos aquí - escucho la voz de Ashley.

- ¿Qué quieres? -  le pregunto sin ganas.

- Hay querida, de ti nada. Sólo que veo que tus amiguitos te dejaron sola - trata de burlarse de mi

- ¿Y qué tiene eso?. Vete a tener una vida y deja de ser una chismosa en la vida de los demás - suelto con frustración.

Voltea los ojos divertida y se aleja.

A los pocos segundos escucho algunas quejas y un olor de vomito llega hasta mi, volteo y veo que Ashley fue la que vomitó; se levanta como puede y sale corriendo de la cafetería. Sus perritas falderas no la siguen, sino que se comienzan a reír y escucho que se burlan de ella.

No puedo creer que las personas sean tan falsas, me levanto y camino al pasillo en dirección al baño. Cuando entro escucho unos sollozos en uno de los cubículos, me acerco y abro la puerta despacio y veo a Ashley con el maquillaje corrido por las lágrimas.

- ¿Estas bien? - le pregunto y me colocó a su altura ya que está sentada en el piso.

- ¿Qué haces aquí? - me pregunta sollozando.

- Sólo quiero saber que te ocurre. Eres una perra y todo, pero yo no soy como tu - admito sin darle importancia.

Le hago gestos para que tome mi mano; un poco desconfiada la toma. La ayudo a levantarse poco a poco, la ayudó a caminar a los lava manos y hago que se siente entre ellos. Saco un pañuelo de mi bolso y lo mojo un poco, le quitó el exceso de agua y lo pasó por su cara para quitarle el maquillaje corrido.

- ¿Por qué me ayudas? - me pregunta con la voz entrecortada.

- Se que tal vez no lo merezcas pero... - no sigo hablando, en realidad no tengo que decir.

- Gracias - me agradece y me ve a la cara con una sonrisa tímida.

- No hay de que - le respondo con una sonrisa. - No quiero forzarte ni nada pero ¿qué te ocurre? - pregunto y baja su mirada avergonzada.

- No quiero que me juzgues - con la miranda hacia abajo.

- No es mi asunto, así que no debería de meterme y tu de importarte que es lo que piense - le digo comprensiva.

- Estoy embarazada - me revela aguantando un sollozo.

Quedo impresionada - Está bien - suelto después de unos segundos. - No tengo que juzgar lo que pase en tú vida, tu ya eres mayor como para hacerte cargo de tus responsabilidades.

- Gracias... - suspira.

- ¿Por qué?. No he hecho nada.

- De verdad, gracias. Mis padres me echaron de casa y le dije a mis amigas pero sólo me dijeron que caí bajo. Eres la única que no me ha dicho nada negativo - regresa su mirada al suelo.

- Esas personas no son tus amigas, cuando saliste corriendo empezaron a burlarse de ti y eso no es caer bajo, es iniciar una etapa de tú vida, puede que todavía no era el momento y que no estés preparada, pero muchas mujeres han salido adelante en peores condiciones. Respecto a lo de tus padres, de verdad lo siento - termino de decir y se lanza a abrazarme.

-  No se como agradecerte, después de que todos estos años te he tratado horrible - me suelta y se limpia las lágrimas.

- No hay de que. Se que debe haber una razón de tú comportamiento durante todo este tiempo. Puedes salir adelante, si quieres te puedo ayudar. En mi departamento queda un habitación, puedes irte a vivir conmigo y Alexa, Aunque dudo que le agrade la noticia - le ofrezco lo más que puedo.

- Creo que esto es demasiado, me encantaría aceptar tu oferta pero creo que a Alexa no le gustara - hace una mueca.

- Es comprensible, pero podemos hablar con ella. Mientras en verdad cambies tu comportamiento... - sonrío forzosamente. - Cuando terminemos me esperas en el estacionamiento - sin dejarle responder salgo del baño a mi próxima clase.

Espero no equivocarme con esta decisión, puede que haya sido una perra pero es una persona. Se lo que es no recibir el apoyo de las personas que creías que le importabas. Y no creo que mi conciencia me deje tranquila sabiendo que no tiene donde quedarse estando embarazada, espero que Alexa lo entienda. Sólo espero que pueda escuchar antes de actuar pero hablando de ella, no lo creo.

Pero esto me servirá para retrasar el decirle del mensaje que me mandó el número desconocido.

Los traumas del pasado (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora