capítulo 2

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Al finalizar la primera jornada de clases me voy directo a la cafetería para comprar mi almuerzo. Incluyéndome en la fila a esperar mi turno. A los pocos minutos algo líquido muy frío me cae en la cabeza haciendo que me aparte bruscamente removiendo lo más rápido que puedo los hielos que cayeron dentro mi ropa.

Lo único que puedo escuchar en el entorno es una risa escandalosa. Quitándome el cabello de la cara me puedo percatar que se trata de una de las chicas que siempre me quiere hacer la vida imposible... Ashley.

La más falsa de la universidad junto con su grupo de amigas, siempre queriendo llamar la atención.

- Ay lo siento, no te vi - habla sarcásticamente. - Oh, ya recuerdo. Eres invisible – comenta de manera cínica, riéndose de mi con su grupo.

- ¿Sabes algo? - mascullo harta de la situación. – Es una pérdida de tiempo discutir con alguien tan estúpida como tú. Anda a follar con el vago de la esquina – exploto sin medir mis palabras. Todos los que escucharon se rieron a carcajadas, y pude notar como alguien estaba bebiendo agua y lo escupió en la cara del que estaba enfrente de el.

-¡¿Quién te crees que eres para decirme esas cosas perra?!- me grita furiosa acercándose a mi, tratando de intimidarme. Su rostro se tornó rojo del enojo.

Un punto a mi favor, es que soy mucho más alta que ella, aunque ella tenga unos tacones. Aunque no son tan altos, le supero por unos diez centímetros.

- Además de estúpida y zorra, eres sorda; y me creo lo que yo quiera porque no me voy dejar seguir humillando por alguien que ni se respeta así misma – le contesto enojada haciéndole frente, ya estoy cansada de que me moleste sin razón, solo porque se cree superior a cualquier persona.

- ¿Sabes?... - titubea sin saber que responder. - No voy a discutir contigo porque no voy a gastar mi valioso tiempo en una pobretona como tú y además, se que estas celosa por que los chicos me aman y a ti no – me señala un poco histérica. – Además mírate, con esas camisas que traes pareces una chica callejera.

Prácticamente toda la cafetería estaba atenta a nuestra "linda" charla. No se porque nunca los profesores o directivos aparecen en estos escenarios.

- No voy a seguir discutiendo contigo. Y no soy una chismosa que está al pendiente de la vida de los demás, porque yo si tengo cosas que hacer y una vida que vivir; me imagino que tu vida es tan aburrida que te tienes que meter en la de los demás. Yo ya estoy cansada de que me molestes creyéndote la mujer perfecta – termino de echarle en cara. Me decido a quitarme la camisa y quedando en una blusa de mangas largas negra muy pegada al cuerpo. A pesar de mi desorden alimenticio soy delgada, pero no al punto de estar en mis huesos. Puedo creer que tengo bonito cuerpo. Solo soy una chica "normal"

Ella al notar mi falta de miedo hacia ella me termina de dar mala cara, sabe que ha perdido. No tiene nada por lo cual seguir molestándome. Se acerca quedando cara a cara conmigo.

- Esto no se queda así, y te molesto por que no merece vivir una idiota como tú. Termina lo que siempre empiezas – me susurra y se va caminando a la salida molesta y sus "preciadas amigas" siguiéndola detrás.

- Yo creo que esto si se queda así – murmuro para mi, suspiro tratando de drenar la adrenalina que me inundo por el momento. Sin terminar de pensarlo por todas las miradas que siento en mi, me voy rápido a la mesa donde están sentado Alexa y Max.

- ¡Eso fue increíble! – grita Alexa aplaudiéndome apenas me siento a su lado.

-No fue la gran cosa – murmuro con la mirada en la mesa. 

- ¿¡Qué no fue la gran cosa!? – me reclama Max con la boca abierta. – Siempre te ha molestado y tú nunca has hecho nada. Aunque estaba a punto de irme contra ella; cuando vi como le explotaste en la cara, fue fantástico - concluye recostándose en el respaldo de la silla.

Los traumas del pasado (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora