capítulo 6

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En medio de la primera vuelta. Pude percatarme que a Damon se le subió un poco la chaqueta, y pude distinguir una pistola. 

No pude evitar tensarme y alejarme lo más que puedo de él. Desacelero un poco pero en vez de rebasarme, sigue a mi lado. Un muy mal presentimiento se instala en mi pecho.

Debo que tener cuidado y avisarle a Carlos. No se cuando se le ocurra actuar.

Acelero y rebaso a todos, debo alejarme lo más que pueda para que no hayan otros afectados por lo que él trate de hacer. Cuando doblo en una curva logro divisar a toda la multitud y a la línea de meta.

Decido mirar por el espejo y pude verlo sacando la pistola. Mi primer instinto fue derrapar y dejar que la moto siguiera por el suelo, y yo cubrirme con algunos containers de la zona. Al caer al suelo, fue en el mismo instante que escuche un disparo, ocasionando que la multitud comenzar a correr haciendo que me perdiera de vista. 

Comienzo a buscar con desespero al pelinegro; logro divisarlo unos cuantos metros atrás en el suelo con su moto a unos cuantos metros. Corro rápido tratando de mezclarme con las personas.

- ¡¿Estas bien?! – exclamo preocupado ayudándolo a levantarse.

- Si... Si, solo fue la impresión del disparo que me hizo caer. ¿Y tú? – masculla con la mano en la cabeza.

- Si, no te preocupes por mi. Tenemos que irnos; ya de seguro le avisaron la policía y no tardaran en llegar – dudo un poco viendo hacia los lados. – Ve por tu moto y vete, te espero en casa – le ordeno antes de irme corriendo en dirección a mi moto.

Las personas cada vez se iban dispersando más, pude percatarme que empujaron una chica. No lo pensé dos veces y fui ayudarla. Cuando llegue hasta ella la ayude a levantar. Era una linda castaña.

- ¡¿Estas bien?! – grito para que logre escucharme. Mis ojos no se despegan de los de ella y la mantengo sujeta a mi.

- ¡Si, gracias! – me agradece y se suelta bruscamente de mi. A los pocos metros la pierdo de vista.

Reanudo mi anterior dirección y solo pienso en que mi vía de escape siga donde quedó. Las sirenas de los policías se escuchan cada vez más cerca. Logro divisar mi motocicleta por lo que no pierdo más tiempo. Así que cuando llego a ella la levanto y arranco saliendo del lugar.

No fue difícil esquivar a los oficiales. Cuando llego a la ciudad recuerdo que no habíamos cenado nada, así que antes de ir al departamento me detengo en una pizzería y compro un pizza grande con unas cervezas para los dos.

 Cuando entro al departamento lo primero que me encuentro es a un Carlos con semblante preocupado. - Pensaba que te habían atrapado. ¿¡Dónde carajos estabas!? – grita alterado.

- Tranquilízate. Sé que soy muy importante para ti, y no podrías vivir sin mí pero no habíamos cenado y tengo flojera para cocinar; y sé que si tu cocinas, o nos quedamos sin edificio o termino intoxicado. Así que compre una pizza y unas cervezas para liberar la tensión – paso por su lado entrando al departamento, camino a la isla de la cocina dejando las cosas.

- No eres tan importante y creo que exageras, si cocino bien. – se hace el ofendido, pero se quedó unos segundos pensado. – Esta bien, cocino decente y solo quería saber si tenía que ir a buscarte y sacarte de la cárcel – saca un trozo de pizza. – Gracias por traer mi favorita – añade con la boca llena.

- Si, lo que tú digas – ruedo los ojos. muerdo un un trozo de mi pizza. – Y no creas que la traje por ti, esa estaba en descuento – me burlo de él.

- Después de esto quiero ir a dormir e intentar despejarme de lo que pasó esta noche – comenta. Toma mi cerveza y bebe de ella.

- ¡Dame eso! – le reclamo quitándoselo y le doy un trago largo, o lo que quedaba en ella.  – No creo poder dormir sabiendo que Damon está por aquí, y que intento matarme.

- Tienes razón, creo que yo tampoco. Pero hablemos de eso mañana, ¿quieres? – suspira.

- De acuerdo. Tengo grabado en la mente es a un ángel.

- ¿Qué? - me mira extrañado.

- Cuando te dejé, vi que empujaron a una chica. Así que como buena persona que soy... - Suelta una carcajada interrumpiéndome, le doy un golpe en la cabeza. - la fui ayudar. Era una linda castaña,  de unos ojos azules - reanudo.

- ¿Ya quedaste flechado? – me lanza una mirada pícara subiendo y bajando las cejas.

- Quita esa cara - ruedo los ojos. Trato de ignorarlo. - Ya adiós. Me voy a mi habitación – Aviso llevándome dos trozos más de pizza y dos cervezas.

- ¡Sueña con tu ángel!.

- ¡Tu lavas los platos, yo traje la cena! – le aviso ignorando lo que dijo antes de entrar en mi habitación. Me detengo y decido añadir. - ¡La cena la compre con tu dinero!.

- ¡Qué!...

Antes de escucharlo maldecirme entro y azoto la puerta. Es un idiota.... Pero ese idiota es mi único amigo.

Los traumas del pasado (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora