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mi único consuelo era mi yegua, Dolly. me encantaba quedarme con ella en la mañana temprano, mirándola comer su avena, hablando con ella de todo y de cualquier cosa. Ella siempre escuchaba y no interrumpía. estaba con ella a la mañana siguiente, cuando escuche mugir con fuerza a las vacas, y los insultos de mi padre.

"veamos", le dije a Dolly. "adivino que está tratando de conectar una manguera de ordeñar a la bomba de aire y no lo logra. ¿tú qué piensas?".

Dolly me  miró con sus cálidos ojos marrones y masticó serenamente su avena. "¡qué bueno que no pueda ordeñarte!", dije. "probablemente haría un desastre". justo en ese momento escuche otra voz, una que me hizo sentir escalofríos en la espalda y que me produjo tensión. Mamá. Estaba gritándole a mi padre. por un instante, hasta las vacas hicieron silencio mientras mi mama regañaba a mi padre a todo pulmón. 

"¡Matarás a esas vacas si las dejas conectadas de esa manera  a la máquina de ordeñar!". las vacas comenzaron a mugir nuevamente, después de que escuché un chillido penetrante. 

me puse de pie y corrí hacia el otro el extremo del establo. los alaridos de mi mamá se volvían más fuertes, igual que los gruñidos y las maldiciones de mi padre. cuando di vuelta a la esquina, me encontré con la escena repulsiva y demasiado conocida. Mi padre, borracho estaba golpeando a mi mamá con una manguera de ordeñar, una y otra vez, con todas sus fuerzas. antes de que pudiera llegar, la empujó al suelo y ella cayó en una zanja próxima a las vacas, rodando sin control en el estiércol.

Mi Viaje Del Escepticismo Hacia La Fe.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora