Me miró con la misma expresión que le había visto el día anterior allá en la colina, la mirada de una mujer que se está ahogando, a punto de soltarse y desaparecer bajo el agua. "el no quería hacerlo", me dijo suavemente. "no quería hacerlo".
cállate, grité en mi interior. si quería hacerlo. y yo también. ay, cuando lo odiaba. quería hacerle a él lo mismo que el le había hecho a ella. Quería hacerle sentir el dolor que había causado a otros. deseaba tanto la muerte de papá que le saboreaba.
"busca a wayne", dijo mi madre roncamente.
wayne conocía la rutina porque era algo habitual. entre ambos levantábamos a mama para que se pusiera de pie y la llevábamos a la casa, donde quedaria en cama durante varios días hasta recuperarse. no siempre sus heridas se debían a los abusos de papá. a causa de su excesivo peso a menudo se caía cuando estaba haciendo las tareas de la casa, y eso provocaba que se le descoyuntara la cadera.
"¡wayne!", grite mientras corría hacia la casa. el hombre estaba en su habitación. corrí escaleras arriba y asomé la cabeza. su habitación estaba siempre limpia y ordenada, con el calor de hogar que le daba su colección de tacitas, nada menos, además, wayne tenía periquitos en una jaula: pequeñas criaturas coloridas y alegres que contrastaban con el entorno opaco de nuestra granja.
al escuchar los gritos, ya sabía lo que había ocurrido. me miró con esa conocida sonrisa, se acerco a mi y se inclinó para mirarme directamente a los ojos. yo retrocedí un poco. siempre tenía mal aliento. sin embargo había cierta ternura en sus ojos, cierta compresión.
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Mi Viaje Del Escepticismo Hacia La Fe.
SpiritualJosh McDowell ha dado más de 24.000 conferencias a más de 10 millones de personas en 118 países. El es autor y coautor de 134 libros, que han vendido más de 54 millones de copias en todo el mundo, incluyendo más que un carpintero, que ha sido traduc...