Capítulo 8- La cena.

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Amanda.

En estos momentos estoy siendo regañada por mis hermanos y definitivamente están acabando con mi poca paciencia, y tan solo por eso, es que estoy a punto de levantarme de donde me encuentro sentada solo para golpearlos a ambos en la boca y así lograr callarlos de una vez, ya que exageran y dramatizan todo lo ocurrido hace unas horas.

Observo como Kevin camina de un lado al otro, mientras que Ken está de brazos cruzados mirándome con cara de pocos amigos.

—¿Amanda, me estas escuchando?— me pregunta Kevin.

—Sí.— miento.

—Sabes lo furioso que estamos contigo por lo que nos hiciste.— al decir mi hermano eso yo suelto una pequeña risa al recordar lo que pasó.

En el momento que Max se fue a competir, el idiota de Kalen se me acerco a decirme las típicas palabras que utilizan los hombres para "conquistar" a una chica, pero lamentablemente para él, eso no funcionó conmigo, porque yo solo me dedique a reír y a darle la espalda, pero a él no le gustó mi rechazo y me giró bruscamente para quedar pegada a él y sin ningún aviso me besó, pero no pasó ni un minuto más cuando ya tenia mi rodilla chocando en su entrepierna para luego verlo quedar en el suelo retorciéndose del dolor. Lo amenacé y al momento de hacerlo, Amira quería tomar el control de mi cuerpo pero no la dejé, y de pronto dos voces se me hicieron conocidas y al ver bien eran los gemelos amenazando a Kalen. Este último antes de irse en su Lamborghini, me miró a mí con el ceño fruncido y a los gemelos le lanzó una mala mirada.

Después de eso, los gemelos me estaban reprendiendo por la escapada que hice, por venir a estas carreras, hasta Kevin me reprendió por no contestarle la llamada. Luego pasaron tres minutos, y ya había terminó la carrera en la que Max competía, en la cual él fue el ganador. Al llegar a mi lado le presenté a mis hermanos y de inmediato él fue interrogado por ellos. Mientras que los gemelos hacían el papel de policía con Max, la segunda carrera ya iba a empezar, así que le lance una mirada cómplice a mi mejor amigo y este rápido la entendió, y silenciosamente me escabullí con mi moto hasta la pista ha prepararme para correr, pero —siempre el «Pero» en todos lados— de pronto los gemelos al enterarse que competiría me detuvieron y no me querían dejar competir. Busque una manera de distraerlos, y rápido una idea se me ocurrió en ese momento... Les propine a ambos un rodillazo en la entrepierna, y sin esperar a ver como se encontraban, me monte en la moto y al escuchar el «¡Ya!» arranque a toda velocidad, así sintiendo la adrenalina correr por mis venas.

Al final de todo terminé cruzando la meta como ganadora, y el dinero ganado se lo di a Max. Él al principio se negó pero al ver que hablaba en serio, aceptó el dinero. Él quiso celebrar invitando la comida, pero como mis hermanos andaban furiosos tuve que dejar la invitación para otro día, y me regresé a casa siendo escoltada por los gemelos.

Y así fue como llegué a aquí a mi habitación a escuchar las quejas de Kevin y Ken.

—No me causa gracia, Amanda, casi me dejas estéril.— habla Ken para después hacer una corta pausa —Princesa, sabemos que todavía sigues molesta con nosotros, pero por favor escucha nuestra explicación.

No tenia ganas de discutir así que deje que siguieran hablando.

—Los escucho.— al decir eso los dos se miran y no hablan —No tengo mucho tiempo.

—Esta bien, hablaré yo.— dice Ken —Queremos pedirte disculpa por no haberte contado lo de Harvard, no teníamos idea de que nos aceptarían.— da una pausa —Se que nos debes estar odiando en estos momentos, pero estamos a mano ya que tú no nos dijiste nada sobre esas carreras a las cuales asistes.— un cumulo de lágrimas se hace notable en sus ojos —Nosotros no queremos estar en estas condiciones contigo, te amamos.

La Princesa de los Lobos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora