No me da tiempo de terminar la oración, porque salgo corriendo al baño para vomitar todo por el retrete, y todo gracias a la tarta envenenada. Abro la puerta de golpe y me arrodillo en el piso frío, el cual provoca que mi estómago se contraiga más de lo normal. Cuando levanto la tapa del retrete, rápido inclino mi cabeza y expulso todo fuera de mí.
Las arcadas son fuertes e imparables, el mareo es incontrolable, los dolores de cabeza son persistentes y el vomito es realmente insaciable.
No puedo explicar como tan solo un bocado de aquel postre pudo contener tanto veneno. Aquella persona que me envenenó tuvo que haber añadido una gran cantidad de veneno en mi tarta, a tal punto que me quería ver sufrir y morir lentamente. Observo como en mi vomito hay residuos de sangre y de una extraña sustancia dorada y verdosa brillante.
Unas gruesas manos toman mi cabello para que no interfieran en mi rostro y así no se llegue a ensuciar con vomito. Una fragancia masculino se cuela por mis fosas nasales y rápidamente reconozco que es el perfume que desprende James de su cuerpo.
De repente mi marca de nacimiento empieza a quemar y Amira se retuerce dentro de mí. Un aullido de dolor brota de mi garganta y mis ojos cambian de color de manera descontrolada. El aire comienza a fallarme y mis pulmones quieren colapsar en cualquier momento. Me desespero y caigo completamente al piso de cerámica del baño.
No puedo distinguir nada a mi alrededor, todo esta borroso y mis oídos pitan como las cornetas de un auto. Cierro los ojos sin saber que hacer y mi mente se pone en blanco.
—No dejes que el veneno siga fluyendo por tu sangre.— escucho que me susurra una dulce voz femenina en mi oído —Te han envenenado con saliva de duende y solo la sangre del portador de esa saliva puede curarte, pero como mi sangre corre por tus venas, el veneno no reaccionara de la misma manera, solo te dejara en un estado inconsciente por unas horas.— habla con voz severa y suave —Solo tienes que dejarte llevar por la esencia de tu magia y veras como el veneno sera eliminado de tu sistema.— siento como unos delicados dedos se enrollan con algunas hebras de mi cabello —Ten mucho cuidado, mi primogénita.
Luego su radiante presencia se desvanece.
Mi mente queda con información retenida que dentro de poco tendré que procesar, pero primero tengo que enfocarme en hacer lo que me dijo ella, ya que estoy empezando a notar que mi cuerpo no esta reaccionando como debe hacerlo.
Dejo que mi magia fluya y navegue por mi cuerpo como ondas destellante, provocando así que mi interior arda como las llamas del fuego. Mi pulso aumenta su aceleración y mis pulmones logran retomar su oxígeno para no seguir colapsando.
Abro los ojos de manera brusca y observo como la nitidez de mi vista regresa. Me siento en el piso y me apoyo de la pared de azulejos que esta detrás de mí.
Si no me equivoco, creo que la que me a hablado ha sido nada más y nada menos que la diosa de la luna. Ella realmente a estado a mi lado susurrándome aquellas palabras en mi oído y acariciando mi cabello. Gracias a ella sigo consciente.
—¿Te encuentras bien?— escucho que pregunta James con notable preocupación.
No respondo y solo gateo hasta el inodoro para vomitar de nuevo. Al terminar, observo como todo lo que expulsé fue una sustancia verdosa brillante.
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La Princesa de los Lobos.
Hombres LoboAmanda Blake tiene dos semanas de haber cumplido su mayoría de edad y un secreto le fué revelado ese mismo día, al fin la verdad relució. Ella no tiene ni idea del mundo que la rodea. Ahora tendrá una perspectiva muy diferente de ver el lugar en don...